lunes, 13 de abril de 2015

¿Quien creó la iglesia Cristiana?


 ¿Quien creó la iglesia Cristiana?









DOCUMENTACIÓN HISTÓRICA



Concilio de Nicea I



El primer Concilio ecuménico se celebró en el año 325 en Nicea (en turco: İznik), ciudad de Asia Menor, en el territorio de la actualTurquía, y de la que recibe el nombre por el que es conocido, Concilio de Nicea I. Fue convocado por el emperador romano Constantino I el Grande, por consejo del obispo Osio de Córdoba.

Convocatoria

El emperador Constantino I acababa de imponer su dominio sobre la totalidad del Imperio Romano después de vencer a Licinio. Previamente, Constantino ya había dado muestras de sus simpatías por el cristianismo al dictar el Edicto de Milán del año 313, que daba a los cristianos libertad para reunirse y practicar su culto sin miedo a sufrir persecuciones. No obstante, el emperador era consciente de las numerosas divisiones que existían en el seno del cristianismo, por lo que, siguiendo la recomendación de un sínodo dirigido por Osio de Córdoba en ese mismo año, decidió convocar un concilio ecuménico de obispos en la ciudad de Nicea, donde se encontraba el palacio imperial de verano. El propósito de este concilio debía ser establecer la paz religiosa y construir la unidad de la Iglesia cristiana.1
En aquellos momentos, la cuestión principal que dividía a los cristianos era la denominada controversia arriana, es decir, el debate sobre la naturaleza divina de Jesús. Un sector de los cristianos, liderado por el obispo de Alejandría, Alejandro, y su discípulo y sucesor Atanasio, defendía que Jesús tenía una doble naturaleza, humana y divina, y que por tanto Cristo era verdadero dios y verdadero hombre; en cambio, otro sector liderado por el presbítero Arrio y por el obispo Eusebio de Nicomedia, afirmaba que Cristo había sido la primera creación de Dios antes del inicio de los tiempos, pero que, habiendo sido creado, no era dios mismo.
Este fue el primer concilio general de la historia de la Iglesia cristiana, a excepción del llamado concilio de Jerusalén del siglo I, que había reunido a Pablo de Tarso y sus colaboradores más allegados con los apóstoles de Jerusalén encabezados por Santiago el Justo y Pedro.

El Concilio

Aunque todos los obispos cristianos del Imperio fueron formalmente convocados a reunirse en Nicea, en realidad asistieron alrededor de 300 (según Atanasio), o quizá un número ligeramente inferior.2 La mayoría de los obispos eran orientales, si bien participaron también dos representantes del papa Silvestre I. El concilio fue presidido por Osio de Córdoba. También estuvo presente Arrio y algunos pocos defensores de sus posiciones teológicas. La posición contraria a Arrio fue defendida, entre otros, por Alejandro de Alejandría y su joven colaborador, Atanasio.
Constantino, aunque simpatizaba con los cristianos, no se bautizó hasta que se hallaba en su lecho de muerte. Sin embargo, aparentemente ya se había convertido al cristianismo tras su victoria militar sobre Majencio en 312, ya que había invocado al dios de los cristianos antes de la batalla. Por ello interpretó su victoria como indicio de la superioridad del dios cristiano, aunque se guardó de compartir esta interpretación con sus tropas.3

El papel de Constantino en el concilio

La visión que presenta Eusebio de Cesarea en su obra Vida de Constantino: el emperador participando e influyendo activamente en el desarrollo del concilio. Sin embargo, el autor J. M. Sansterre, en su obra Eusebio de Cesarea y el nacimiento de la teoría cesaropapista, ha rebatido esta posición, señalando que la actuación de Constantino fue respetuosa de los temas que eran de estricta competencia de los padres conciliares. Esto se ve reforzado por los artículos de la Enciclopedia Católica, que sostiene que Constantino nunca pudo influir sobre los temas teologales, ya que su formación a este respecto era prácticamente nula. Por el contrario, sostiene la misma fuente, Constantino se encargó de dar el marco físico y político al concilio, con el fin de evitar que los disensos dogmáticos (herejías) pudiesen desembocar de hecho en una fractura política del Imperio.

Consecuencias

Después de Nicea los debates sobre este asunto siguieron por décadas y el propio Constantino y sus sucesores fueron alternando su apoyo entre los arrianos y los partidarios de las resoluciones de Nicea. Finalmente, el emperador Teodosio estableció el credo del Concilio de Nicea como la norma para su dominio y convocó el Concilio de Constantinopla en 381 para aclarar la fórmula. Aquel concilio acordó colocar al Espíritu Santo en el mismo nivel de Dios y de Cristo y empezó a perfilarse la doctrina trinitaria.

Referencias

1.E. Mitre, Ortodoxia y herejía: Entre la Antigüedad y el Medievo, Cátedra, 2003, págs. 60-61.
2.Cf. B. Llorca Vives, Historia de la Iglesia católica. I: Edad Antigua: la Iglesia en el mundo grecorromano, BAC, Madrid 1990, 7ª ed., p. 388.
3.Véase Henri-Charles Puech (Ed.), Las religiones en el mundo mediterráneo y en el Oriente Próximo, Vol. I: Formación de las religiones universales y de salvación. Siglo XXI, 4ª ed., Madrid, 1985, págs 416-18.

Constantino I (emperador)

Flavio Valerio Aurelio Constantino2 (Naissus, 27 de febrero de c. 2721  Nicomedia, Bitinia y Ponto, 22 de mayo de 337) fue Emperador de los romanos desde su proclamación por sus tropas el 25 de julio de 306, y gobernó un Imperio romano en constante crecimiento hasta su muerte. Se le conoce también como Constantino I, Constantino el Grande o, en la iglesia ortodoxa, las antiguas iglesias orientales y laiglesia católica bizantina griega, como san Constantino.
Legalizador de la religión cristiana por el Edicto de Milán en 313, Constantino es conocido también por haber refundado la ciudad de Bizancio(actual Estambul, en Turquía), llamándola «Nueva Roma» o Constantinopla (Constantini-polis; la ciudad de Constantino). Convocó el Primer Concilio de Nicea en 325, que otorgó legitimidad al cristianismo en el Imperio romano por primera vez. Se considera que esto fue esencial para la expansión de esta religión, y los historiadores, desde Lactancio y Eusebio de Cesarea hasta nuestros días, le presentan como el primer emperador cristiano, si bien fue bautizado cuando ya se encontraba en su lecho de muerte, tras un largo catecumenado.

Biografía

Constantino nació en Naissus (la actual ciudad de Niš), hijo de Constancio Cloro, y su primera esposa Helena. En 292 el padre de Constantino se casó, en segundas nupcias, con Flavia Maximiana Teodora, hija del emperador romano de occidente Maximiano. Teodora daría a Constantino seis hermanastros.

Constantino y el cristianismo


Seguramente, Constantino sea más conocido por ser el primer emperador romano que autorizó el culto cristiano. Los historiadores cristianos desde Lactancio se decantan por un Constantino que adopta el cristianismo como sustituto del paganismo oficial romano. El historiador y filósofo Voltaire, no obstante, aseguró que «Constantino no era cristiano» y «no sabía qué partido tomar ni a quién perseguir».3
Su reinado llegó a ser un momento crucial en la historia de la Iglesia católica, en la cual Constantino sería bautizado hasta hallarse en su lecho de muerte. Constantino es llamado, por su importancia, el «decimotercer apóstol» en las Iglesias orientales.




Política religiosa

Su relación con el cristianismo fue difícil, ya que fue educado en la adoración del Dios Sol (Sol Invictus), cuyo símbolo portaba y cuyo cultoestaba asociado oficialmente al del emperador.4
Su conversión, de acuerdo con Eusebio de Cesarea en su Vita Constantini, fue el resultado inmediato de un presagio antes de su victoria en la batalla del Puente Milvio, el 28 de octubre de 312. Tras esta visión, Constantino instituyó un nuevo estandarte para marchar a la batalla al que llamaría Lábaro. La visión de Constantino se produjo en dos partes: En primer lugar, mientras marchaba con sus soldados vio la forma de una cruz frente al Sol. Tras esto, tuvo un sueño en el que se le ordenaba poner un nuevo símbolo en su estandarte, ya que vio una cruz con la inscripción «In hoc signo vinces» («Con este signo vencerás»). Mandándolo pintar de inmediato en los escudos de su ejército, venció a Majencio. Se dice que tras estas visiones y por el resultado militar de la batalla del Puente Milvio, Constantino se convirtió de inmediato al cristianismo.
Se piensa que la influencia de su familia fue en parte la causa de su adopción del cristianismo. Se dice de su madre Elena, que probablemente naciera en una familia cristiana, aunque no se sabe prácticamente nada de su entorno, exceptuando que su madre era hija de un mesonero y que su padre fue un exitoso soldado, una carrera que excluía la práctica abierta del cristianismo pues el culto contemporáneo de los soldados era el mitraísmo (adoración de Mitra). Se sabe sin embargo que Elena realizó en sus últimos años numerosas peregrinaciones. (Véase: Fiesta de las Cruces.)
Poco después de la batalla del Puente Milvio, Constantino entregó al papa Silvestre I un palacio romano que había pertenecido a Dioclecianoy anteriormente a la familia patricia de los Plaucios Lateranos, con el encargo de construir una basílica de culto cristiano. El nuevo edificio se construyó sobre los cuarteles de la guardia pretoriana de Majencio, los Equites singulares, convirtiéndose en sede catedralicia bajo la advocación del Salvador, substituida ésta más tarde por la de San Juan. Actualmente se la conoce como Basílica de San Juan de Letrán. En324 el emperador hizo construir otra basílica en Roma, en el lugar donde según la tradición cristiana martirizaron a San Pedro: la colina del Vaticano, que actualmente acoge a la Basílica de San Pedro. En el 326, apoyó financieramente la construcción de la iglesia del Santo Sepulcro en Jerusalén.
En febrero del año 313, y probablemente aconsejado por el obispo de Córdoba Osio, Constantino se reunió con Licinio en Milán, donde promulgaron el Edicto de Milán, declarando que se permitiese a los cristianos seguir la fe de su elección. Con ello, se retiraron las sanciones por profesar el cristianismo, bajo las cuales, muchos habían sido martirizados como consecuencia de las persecuciones a los cristianos y se devolvieron las propiedades confiscadas a la Iglesia. El edicto no sólo protegió de lapersecución religiosa a los cristianos, sino que sirvió también para las demás religiones, permitiendo que cualquier persona pudiese adorar a la divinidad que eligiese. Un edicto similar ya se había emitido en el año 311 por Galerio, entonces emperador, primero entre sus iguales, de la tetrarquía. El edicto de Galerio concedía a los cristianos el derecho a practicar su religión, pero no a recuperar los bienes confiscados.5 El Edicto de Milán incluía varias cláusulas que establecían que todas las iglesias confiscadas durante la persecución de Diocleciano, serían devueltas, así como otras disposiciones sobre los anteriormente perseguidos cristianos. Sin embargo y de hecho, a partir de ese punto el cristianismo pasa a adquirir el estatus de religión privilegiada y se inician las persecuciones a las demás religiones.6
Tras el edicto se abrieron nuevas vías de expansión para los cristianos, incluyendo el derecho a competir con los paganos en el tradicional cursus honorum para las altas magistraturas del gobierno, otorgando privilegios al clero (exención, por ejemplo, de ciertos impuestos), así como también ganaron una mayor aceptación dentro de la sociedad civil en general. Se permitió la construcción de nuevas iglesias y los líderes cristianos alcanzaron una mayor importancia (como ejemplo de ello, los obispos cristianos adoptaron unas posturas agresivas en temas públicos que nunca antes se habían visto en otras religiones).
Por otra parte, Constantino retendría el título de pontifex maximus hasta su muerte, un título que los emperadores romanos llevaban como cabezas visibles del sacerdocio pagano. Según los escritores cristianos, Constantino se declararía finalmente, a sí mismo, cristiano cuando tenía más de cuarenta años, escribiendo a los cristianos para dejarles claro que creía que debía su éxito a la protección del Dios cristiano.7
Constantino tampoco patrocinaría únicamente al cristianismo. Después de obtener la victoria en la batalla del Puente Milvio (312), mandó erigir un arco triunfal, el Arco de Constantino, construido en el 315 para celebrarlo. El arco que está decorado con imágenes de la Victoria con trofeos y sacrificios a dioses como Apolo, Diana, y Hércules, no contiene ningún simbolismo cristiano.
En el 321, Constantino dio instrucciones para que los cristianos y los no cristianos debieran estar unidos en la observación del «venerable día del sol», que hacía referencia a la esotérica adoración oriental al sol, que Aureliano había ayudado a introducir. Las monedas todavía llevarían los símbolos de culto al sol (Sol Invictus) hasta el 324. Incluso después de que los dioses paganos hubiesen desaparecido de las monedas, los símbolos cristianos aparecían sólo como atributos personales de Constantino: Ji y Ro entre sus manos o en su lábaro, pero nunca en la propia moneda.8 Incluso cuando Constantino dedicó la nueva capital de Constantinopla, que se convertiría en la sede de la cristiandad bizantinadurante un milenio, lo hizo usando la diadema de rayos de sol de Apolo.
Constantino, siguiendo una extendida costumbre, no fue bautizado hasta cerca de su muerte en 337, cuando su elección recayó sobre el obispo arriano Eusebio de Nicomedia, quien a pesar de ser aliado de Arrio, aún era el obispo de la región. Eusebio era también amigo íntimo de la hermana de Constantino, lo que probablemente asegurara su vuelta desde el exilio.
Aunque el cristianismo no se convertiría en religión oficial del Imperio hasta el final de aquel siglo (un paso que daría Teodosio en el 380 con elEdicto de Tesalónica), Constantino dio un gran poder a los cristianos, una buena posición social y económica a su organización, concedió privilegios e hizo importantes donaciones a laIglesia, apoyando la construcción de templos y dando preferencia a los cristianos como colaboradores personales.
Aunque el cristianismo no se convertiría en religión oficial del Imperio hasta el final de aquel siglo (un paso que daría Teodosio en el 380 con elEdicto de Tesalónica), Constantino dio un gran poder a los cristianos, una buena posición social y económica a su organización, concedió privilegios e hizo importantes donaciones a laIglesia, apoyando la construcción de templos y dando preferencia a los cristianos como colaboradores personales.
Como resultado de todo esto, las controversias de la Iglesia, que habían existido entre los cristianos desde mediados del siglo II, eran ahora aventadas en público, y frecuentemente de una forma violenta. Constantino consideraba que era su deber como emperador, designado por Dios para ello, calmar los desórdenes religiosos, y por ello convocó el Primer Concilio de Nicea (20 de mayo al 25 de julio de 325) para terminar con algunos de los problemas doctrinales que infectaban la Iglesia de los primeros siglos, especialmente el arrianismo.
Durante las discusiones de carácter teológico en el consejo de Nicea, por el análisis de las cartas escritas por Constantino, se evidencia una gran carencia de formación teológica, y los estudiosos descartan la posibilidad de que él pudiese haber influido en la doctrina de la Iglesia debido justamente a este desconocimiento en teología. Muchos se preguntan por qué el papa Silvestre I no asistió a dicho concilio, siendo el más indicado para presidirlo.9 Por esto algunos creen que Constantino establecía una nueva religión, transfiriendo a ésta ornamentos paganos que les eran propios a los gentiles, adoptados y santificados por la Iglesia, que no afectaban ni alteraban la doctrina y enseñanzas cristianas de la Iglesia.10 De todos modos, él inauguró el concilio vestido imponentemente, dio un discurso inicial ataviado con telas y accesorios de oro, para demostrar justamente el poderío del Imperio por un lado, y el apoyo e interés al concilio desde el estado, por el otro. El estado proveyó de comida y alojamiento, e incluso de transporte, a los obispos que convergieron a Nicea para el concilio. Por otro lado, si bien habían existido concilios antes que el de Nicea, éste fue el primer concilio ecuménico (universal), con la participación de alrededor de 300 obispos (la mayoría de habla griega), lo cual representó una minoría ya que en todo el territorio del Imperio había cerca de 1000 obispos.11 La importancia del mismo reside en la formulación del Credo Niceno (redactado en griego, no en latín) que esencialmente permanece inalterado en su mensaje 1700 años después, y en establecer la idea de la relación estado-iglesia que permitiría la expansión del cristianismo con una vitalidad inédita.
En sus últimos años de vida también ejerció como predicador, dando sus propios sermones en el palacio ante su corte y los invitados del pueblo. Sus sermones pregonaban al principio la armonía, aunque gradualmente se volvieron más intransigentes hacia los viejos modos paganos. Las razones para este cambio de postura son meras conjeturas. Sin embargo, aun al final de su vida siguió permitiendo que los paganos recibieran nombramientos públicos. Ejerciendo su poder absoluto, hizo recitar al ejército sus pregones en latín en un intento de convertir a la clase militar al cristianismo, cosa que no consiguió. Comenzó un extenso programa de construcción de iglesias en Tierra Santa, lo que expandió de forma crucial la fe cristiana y permitió un considerable incremento del poder y la influencia delclero.

Veneración como santo

La Iglesia Ortodoxa venera a Constantino I como santo y le dio el título de Equiapóstolico por sus servicios a la iglesia.12 Su fiesta es el 21 de mayo. Las Iglesias católicas orientales también lo consideran un santo, pero no la Iglesia latina.

La persecución a los paganos

En el año 314, inmediatamente después de su plena legalización, la Iglesia cristiana ataca a los paganos: en el Concilio de Ancyra, se denuncia el culto a la diosa Artemisa. En 326Constantino ordenó la destrucción de todas las imágenes de los dioses y la confiscación de los bienes de los templos. Ya en 319 había prohibido la construcción de nuevas estatuas de los dioses y que se rindiera culto a las existentes. Muchos templos paganos fueron destruidos por las hordas cristianas y sus sacerdotes fueron asesinados. Entre el año 315 y el siglo VI miles de creyentes paganos fueron asesinados.13 Entre 316 y 326 se proclaman una serie de disposiciones que favorecen al cristianismo frente a la religión tradicional (prohibición de lasharuspicia, la magia y los sacrificios privados, exención fiscal a los clérigos cristianos, se otorga jurisdicción a los obispos...), aunque el cristianismo no se convierte en la religión oficial delImperio romano hasta el Edicto de Tesalónica de 380.14 En Dydima, Asia Menor, es saqueado el oráculo del dios Apolo y torturados hasta su muerte sus sacerdotes paganos. También son desahuciados todos los paganos del monte Athos y destruidos todos los templos paganos de ese lugar.
En el año 326, el emperador Constantino, siguiendo las instrucciones de su madre Helena, destruye el templo del dios Asclepio en Aigeai de Cilicia y otros muchos templos más de la diosaAfrodita...: en Jerusalén, en Afka en el Líbano, en Mambre, Fenicia, Baalbek, etc.
En el año 330 el emperador Constantino roba todos los tesoros y las estatuas de los templos paganos de Grecia, para llevárselos y decorar su Nova Roma (Constantinopla), su nueva capital del Imperio romano.

Filicidio

Constantino fue también conocido por su falta de piedad para con sus parientes consanguíneos y afines, como por ejemplo la ejecución de su cuñado el Emperador romano de OrienteLicinio en 325, a pesar de que había prometido públicamente no ejecutarle antes de su rendición el año anterior. En 326, Constantino ejecutó también a su hijo mayor, Crispo y unos meses después a su segunda esposa Fausta (Crispo era el único hijo que tuvo con su primera esposa Minervina). Corrieron rumores sobre una presunta relación entre hijastro y madrastra que supuestamente podría haber sido la causa de la ira de Constantino, sin embargo, estos rumores sólo se encuentran documentados por los historiadores Zósimo (siglo V) y Juan Zonaras(siglo XII) y sus fuentes no han sido establecidas. Otra de las teorías sobre la muerte de Crispo fue que Fausta estaba envidiosa ya que el hijo de Constantino no era hijo de ella y era un gran comandante militar y probable sucesor al trono, acusándolo falsamente ante el Emperador de anti-cristiano. Luego Constantino se arrepintió y vivió atormentado por la muerte de Crispo hasta que fue bautizado, ya que le prometieron que esta ceremonia lavaría sus pecados.

Referencias

Bibliografía

· Asimov, Isaac (1967). El Imperio romano. ISBN 84-206-3548-0.
· Bergallo, Sergio (2008). La Desaparición De Los Dioses. Consecuencias de la Alianza del Imperio Romano con el Cristianismo Triunfante. Arriba La Luna, San Marcos Sierras, Córdoba, Argentina. ISBN 978-987-24652-0-9.
·Burckhardt, Jacob (1982). Del paganismo al cristianismo. ISBN 84-375-0214-4.
·Ferrill, Arther (1986). La caída del imperio romano. Las causas militares. ISBN 84-414-0398-8.
·Herbermann, Charles G.; Grupp, Georg (1908). «Constantine the Great». En Robert Appleton Company. Catholic Encyclopedia.
·Sear, David R. (1988). Roman coins and their values. ISBN 0-7134-7823-3.
·Solana Sáinz, José María (2003). «El renacer del imperio: De Diocleciano a Teodosio». Historia Antigua (Grecia y Roma). Joaquín Gómez Pantoja (coordinador), Ariel, Barcelona. ISBN 84-344-6673-2 (páginas 783-849).
·Veyne, Paul (2008). El sueño de Constantino: el fin del imperio pagano y el nacimiento del mundo cristiano. Ediciones Paidós Ibérica. ISBN 978-84-493-2155-9.





MI OPINIÓN:



A nadie le cabe, a estas alturas, la menor duda de que Jesús no inventó ni creó el Cristianismo. Fue un judío, de los que hoy llamaríamos ortodoxo. Es decir, radical en sus pensamientos. Jamás pretendió crear una religión nueva ni mucho menos fundar una iglesia. Luego, si tenemos asumida la premisa de que era un judío practicante, acérrimo seguidor de su Dios judío, con la única salvedad de introducir unas pequeñas variaciones en su interpretación de cómo entender esa religión; entonces: ¿quién creó el Cristianismo?
Jesús de Nazaret como buen judío fariseo, en un primero momento de su vida, realizaba su particular interpretación de la Torah y del Tanaj y así lo  predicaba a sus coetáneos. Posteriormente, con su transformación en el río Judá, con su bautizo por Juan el Bautista, se transformó en judío esenio. Aún con todas esas transformaciones y peculiaridades en su Ministerio Público, no podemos dejar de encasillarlo y clasificarlo en una rama más del Judaísmo; peculiar y propia, pero dentro de la línea enmarcada en las diferentes sectas existentes en el S. I D. C.
La primera reinterpretación histórica destacable que se hace sobre su persona la realiza Saúl de Tarso, más conocido por su nombre latín, Pablo de Tarso y más aún por su versión católica San Pablo. Este personaje histórico reinterpretó a su manera al gran maestro judío, aún sin haberlo conocido en vida ni haber coincidido en ninguno de sus numerosos mítines públicos. Entonces, tan solo nos cabe pensar que dicha interpretación la realiza en base a la información que va recopilando de sus múltiples seguidores; a los cuales, en un primer momento les cazaba para dar muerte, para posteriormente, convertirse en el más grande propagador  de la palabra de Jesús. Palabra distorsionada por su reinterpretación y manipulada, en ciertos aspectos y punto, con total voluntad. En otra ocasión, haré una entrada en  mi blog específica sobre Saúl de Tarso y sobre las motivaciones que le llevaron a realizar su largo peregrinaje por medio mundo conocido de aquella época y del porqué de su intencionada manipulación de la palabra de Jesús. Tan solo, baste para este punto, entender que el primer gran modificador de la versión histórica fue este gran personaje: Saúl de Tarso. Es obvio, que con tan solo esa pequeña reinterpretación no sería suficiente para haber creado, él solito, toda una iglesia y religión, máxime de la magnitud de la Santa Madre Iglesia Católica.
Por tanto, ¿quién fue el que aprovechando ese pequeño impulso de Saúl creó todo esa institución y liturgia? No fue otro que el emperador romano Constantino.
Constantino veía, como cada vez más, su imperio se desmoronaba y se disgregaba (como irremediablemente ocurrió no muchos años más tarde, dividiéndose en el Imperio de Oriente y el de Occidente).  Tuvo la brillante idea como estratega y gobernante, de intentar cohesionar todas los variopintos pueblos que conformaban su imperio bajo una única religión. Utilizó la que estaba de moda en aquella época: judeo-cristiana (aún tardaría varios años y después de el Concilio de Nicea en llamarse religión cristiana). Era una religión emergente, con cada vez más adeptos debido a las bondades de la religión y sus pocos inconvenientes, a saber:

Ventajas:

  • Un Dios cuidador de sus seguidores.
  • Una vida eterna para sus fieles.
  • El perdón inmediato, después de confesión, de cualquier pecado cometido.
  • Una seguridad social entre sus miembros (se cuidaban los unos a los otros cuando estaban enfermos, cuando enviudaban, en estados de necesidad, etc...)
  • No debían cumplir con complicadísimo rituales religiosos (circuncisión judía, costosas ofrendas a los dioses del paganismo, costosas peregrinaciones a lugares santos, etc...)



Inconvenientes respecto a otras religiones de la época y zona.
        
  • Ninguno

Por tanto, no es de extrañar que fuese una religión en clara expansión y más si tenemos en cuenta que la población cristiana tenía un alto índice longevo. Algunos historiadores basas esa longevidad en la costumbre adquirida por ellos como ritual al lavarse las manos cada vez que se santiguaban en sus liturgias. Hecho que provocaba una disminución de los contagios e infecciones víricas y bacteriológicas.
El problema con el que se encontró Constantino fue que había sesenta y tantas sectas diferentes, por lo menos conocidas, de judeo-cristianismo; cada una de ellas con unas peculiaridades muy suyas y con conceptos muy distintos entre ellas. Unas creían que Jesús era un profeta, otras que era profeta y Mesías, otras que era el hijo de Dios, otras que era un simple humano, etc...
En ese punto, decidió convocar el primer concilio ecuménico para intentar unificar todas esas corrientes en una única iglesia. Después de reunir a los dirigentes de todas aquellas corrientes religiosas, hospedados a cuerpo de rey y alimentados con espectaculares manjares. Durante siete días, estuvieron discutiendo acaloradamente sin llegar a ningún acuerdo de todos los puntos a debatir. Constantino, hombre de armas, sanguinario y con poca paciencia, les dio un ultimátum: tenían que llegar a un acuerdo unánime y global de todos los puntos, para ello dio orden a sus soldados de que no entraran comida ni bebida en el palacete hasta que hubiese tal acuerdo y cualquiera que osase salir del recinto sin haber acuerdo, debía ser pasado por la espada de inmediato. Fue entonces, cuando a las veinticuatro horas salió el responsable del grupo anunciando un acuerdo unánime en todos sus puntos. Allí se sentó las bases de la nueva religión, a saber:

  • La divinidad de Jesús, nacido de una virgen sin intervención humana.
  • La adoración a la Virgen.
  • La adoración de los santos, como clara copia a los dioses paganos romanos y egipcios.
  • La selección de los cuatro evangelios que formarían el Canon y la exclusión de todos los demás, para así dar forma al Jesús que ellos buscaban.
  • Escogen la selección de los cuatro evangelios seleccionados para el Canon, no siendo incluidos partes de los mismos (partes donde se explican que Jesús tenía hermanos y da hasta los nombres, ej. Evangelio de Marcos)
  • La formación de las liturgias (de una forma primitiva, la cual evolucionaría posteriormente)
  • Se crea la Santísima Trinidad como forma de explicación del trinomio Jesús-Dios-Espíritu Santo.


En definitiva, allí se conformó la historia de Jesús a su antojo y necesidad sin ningún tapujo ni complejo. Es por ello, que se puede concluir que, a parte de la ya mencionada manipulación que hizo Saúl de Tarso, la gran confabulación y creación de la iglesia cristiana se realizó en el mencionado Concilio de Nicea en el año 325 D.C. Debido al ficticio acuerdo que allí se realizó, a los pocos años la iglesia cristiana sufrió su primer gran cisma, la iglesia ortodoxa se separó de la romana por sus graves incompatibilidades y creencias.


Si quieres saber más sobre el tema, te recomiendo que leas mi obra "El Santo Osario" donde detallo mucho más todo lo que creo que pudo acontecer sobre el tema.




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