lunes, 19 de octubre de 2015

El Anticristo

El Anticristo




El nombre Anticristo, en la teología y escatología cristianas, se refiere a una figura que cumpliría con las profecías bíblicas concernientes al antagonista de Cristo. El uso de la palabra anticristo sólo aparece en las cartas del apóstol Juan, donde por un lado hace referencia a la manifestación, prevista para el fin de los tiempos, de un adversario decisivo de Jesús y, por otro, a la anticipación de esta manifestación en la acción de apóstatas que reniegan del cristianismo.

Generalidades

Comúnmente con este término se ha hecho alusión a los herejes dentro de las propias corrientes cristianas. Así lo encontramos en las Epístolas de San Juan, en las cuales es empleado para referirse a cualquiera que niega que “Jesús es el Cristo” y el Hijo de Dios que vino “en carne”.
A lo largo de la historia, nos encontramos con diversas corrientes heréticas que niegan la divinidad de la persona de Jesús, junto a otras que predican a Cristo como un mito desligado de toda realidad material, cuestionando la verdad histórica de los evangelios para considerarlos solo relatos simbólicos donde aparecerían únicamente arquetipos. Estas doctrinas han recibido diversas denominaciones y a menudo engloban diferentes conceptos astrológicos y panteístas en sus cuerpos de creencias.

Los Anticristos mencionados en la Biblia

Aunque las creencias populares lo asocian a numerosas menciones de enemigos de cierto tipo en los Evangelios, el Apocalipsis y las Cartas de Pablo, solamente en las Cartas de San Juan se hace mención explícita de la palabra «anticristo». De hecho, aquí se hace en plural:

Queridos hijos, ésta es la hora final, y así como ustedes oyeron que el anticristo vendría, muchos son los anticristos que han surgido ya. Por eso nos damos cuenta de que ésta es la hora final.
1 Juan, 2:184

Partiendo del razonamiento lógico entonces se toma como referencia el siguiente versículo de Lucas: «El que no está conmigo, está contra mí».
En el libro Daniel se toma la primera referencia de la bestia(s) y a la forma en que el dragón escalará al poder; incluso habla de su blasfemia contra Dios.
En las Cartas de Pablo, éste se limita a dar las características que Juan da de los anticristos, pero sin usar esta palabra.

 

 

Usos populares del término entre las comunidades cristianas

Algunas sectas milenaristas cristianas asocian este término a un adversario que la Biblia señala en la Segunda Epístola a los Tesalonicenses, donde se describe la venida, justo antes de la llegada de Jesucristo, de una especie de agente de maldad8 que algunos creen será la propia encarnación del diablo y que perseguirá a aquellos que se conviertan al cristianismo después de lo que llaman el Arrebatamiento de la Iglesia, en un periodo conocido como «La Gran Tribulación», de proporciones siniestras, y que finalmente impondrá la Marca de la Bestia (el 666) (, siguiendo el lenguaje simbólico del Apocalipsis).
Al final de su dominio en la Humanidad, según estas corrientes, el anticristo será derrotado por las fuerzas comandadas por Jesucristo, quienes lo lanzarán al lago de fuego.
Por otra parte, hay interpretaciones que no personifican al Anticristo, sino que lo identifican, basados en las palabras de Jesús en los Evangelios, con muchos que se llamarán a sí mismos Mesías y salvadores, para San Juan en sus cartas, cualquiera puede ser un anticristo, siempre que su actitud (aún siendo cristiano confeso) vaya en contra de Cristo, lo cual cuadra perfectamente con el significado etimológico de la palabra Anticristo.

Descripción de la Bestia

En el Apocalipsis, a través de un lenguaje altamente simbólico, se describe a la Bestia como un monstruo de siete cabezas y diez cuernos (y por cada cuerno, diez diademas), con un cuerpo semejante a un leopardo, patas de oso y fauces de león. Dice estar inspirada por el Diablo y tener la facultad de pelear contra Dios.
Según muchos eruditos, Bestia se denomina a la estructura de poder totalitario (imperial). Al imponer en los pueblos una forma de vida (opuesta a la de Dios), su veneración será inspirada por una propaganda similar a la del culto imperial romano o a la de los totalitarismo fascistas y comunistas. Incluso puede ser herido mortalmente y curado por otra Bestia, otro imperio, quien sería el encargado de reforzar su culto.
También podemos relacionar el relato del Apocalipsis (La bestia de 7 cabezas con 10 cuernos y en sus cuernos 10 diademas "Apocalipsis capítulo 13") con el [Libro de Daniel] capítulo 7 ), en el que también se menciona el relato de un monstruo que surgía del mar con 10 cuernos.

Personajes señalados como el anticristo

Cierta tradición cristiana identifica al anticristo según:

  1. El Anticristo se hará pasar por Cristo, luchando contra Él.
  2. El Anticristo tergiversará las enseñanzas de los Evangelios a través de su nueva doctrina.
  3. El Anticristo negará la divinidad de Cristo, negará que Jesús fue hijo de Dios.

 

 

Identificación de Abadón/Apolión

El simbolismo de Apocalipsis 9:11 deja abierta a interpretación la identificación exacta de Abadón/Apolión:

7 El aspecto de las langostas era semejante a caballos preparados para la guerra; en las cabezas tenían como coronas de oro, sus caras eran como caras humanas,
8 tenían cabello como cabello de mujer y sus dientes eran como de leones; 9 tenían corazas como corazas de hierro y el ruido de sus alas era como el estruendo de muchos carros de caballos corriendo a la batalla; 10 tenían colas como de escorpiones, y también aguijones, y en sus colas tenían poder para dañar a los hombres durante cinco meses.
11 Sobre ellos tienen como rey al Ángel del Abismo, cuyo nombre en hebreo es Abadón, y en griego, Apolión.
Apocalipsis 9:1112

Algunos investigadores bíblicos creen que es el Anticristo o Satán.

Textos bíblicos de referencia

De las siguientes citas, únicamente la Primera epístola de Juan habla literalmente de «los anticristos», en plural. En el resto de las citas, es una cuestión de interpretación según el lector vea ahí que se refiere al mismo personaje. En las citas del Antiguo Testamento es más discutida esta identidad, ya que el término «anticristo» es exclusivo del Nuevo Testamento, por la misma naturaleza del concepto que Juan emplea en su primera carta.

En otras creencias


En la escatología islámica, antes de la llegada del Mahdi un personaje que precede la llegada del mesías Isa (Jesús), habrá un impostor similar al que se menciona en el cristianismo, quien perseguirá a los creyentes musulmanes (con el nombre árabe de Al-Dajjal), devastando todos sus dominios excepto en las ciudades de La Meca y Medina. El mesías Isa (Jesús) después de su segunda llegada ayudado por el Mehdi acabaran juntos con él «Al-Dajjal» que es el mismísimo anticristo. Cabe señalar que en el Corán se niega la crucifixión y posterior resurrección de Cristo así como su título de «Hijo de Dios», asignándole la categoría de profeta y considerando a Dios como el que no engendra ni ha sido engendrado.
En el mazdeísmo, el espíritu principal del mal Ahriman se encarnará en la serpiente Lahak y será derrotado por el Mesías (Saahyant).
En la filosofía, Nietzsche sólo lo menciona en su obra El Anticristo, cuando se refiere al desprecio de la doctrina cristiana y al denunciar la falsedad que trae cuando reniega de la libertad espiritual del hombre.
Según Rudolf Steiner, fundador de la antroposofía, hay dos anticristos, la potencia de Lucifer, descrita como algo que incita el humano a todas las exaltaciones, los falsos misticismos, el orgullo de elevarse sin frontera17 y la de su opuesto Ahriman (equivalente de Satan) como algo que incita el humano a las supersticiones materialistas.

Profecías no reconocidas por la Iglesia

El anticristo, un gemelo.

Un gemelo será encontrado en un monasterio,
originario de sangre noble de un monje muy viejo.
Su ruido será grande, su lengua y el poder de su voz;
por eso pedirán que sea llevado al poder del gemelo sobreviviente.

Hay que señalar que ésta no es la única interpretación sobre las Profecías de Nostradamus

En las llamadas Profecías de san Malaquías no se menciona al Anticristo, pero sí la «persecución final de la Santa Iglesia» en el lema del último papa, Pedro II (El Romano) en las interpretaciones y que, según la mayoría de los intérpretes, supuestamente es el que sigue a Benedicto XVI, cuyo nombre fue supuestamente anunciado por la profecía. De ahí que algunos grupos de cristianos esperan la llegada del reino del Anticristo en breve, también llamado Armagedón. Al Anticristo también se lo ha identificado con Alastor, demonio encarnado en humano para iniciar el Armagedón.


Datos obtenidos de la página: https://es.wikipedia.org/wiki/Anticristo#cite_note-9


Mi opinión:

Sinceramente, creo que así como la iglesia cristiana mitificó a Jesús de Nazaret como el Cristo Celestial, también, esa misma iglesia, ha mitificado la figura del Anticristo.


Por tanto, sería lógico pensar que quien cree en el catolicismo y crea en su filosofía sobre Cristo, pueda también creer en el Anticristo, en la definición que hace de él el Apóstol San Juan en sus cartas.

viernes, 25 de septiembre de 2015

La Orden de los Pobres Caballeros de Cristo y del Templo de Salomón (Orden del Temple)



LOS CABALLEROS TEMPLARIOS


La Orden de los Pobres Caballeros de Cristo y del Templo de Salomón (en latínPauperes Commilitones Christi Templique Salomonici), también llamada la Orden del Temple (Ordre du Temple en francés) y cuyos miembros son más comúnmente conocidos como caballeros templarios (templiers en francés), fue una de las más poderosas órdenes militares cristianas de la Edad Media. Se mantuvo activa durante poco menos de dos siglos. Fue fundada en 1118 o 1119 por nueve caballeros franceses liderados por Hugo de Payns tras la Primera Cruzada. Su propósito original era proteger las vidas de los cristianos que peregrinaban a Jerusalén tras su conquista. La orden fue reconocida por el patriarca latino de Jerusalén Garmond de Picquigny, quien les impuso como regla la de los canónigos agustinos del Santo Sepulcro.
Aprobada oficialmente por la Iglesia católica en 1129, durante el Concilio de Troyes (celebrado en la catedral de la misma ciudad), la Orden del Temple creció rápidamente en tamaño y poder. Los caballeros templarios empleaban como distintivo un manto blanco con una cruz paté roja dibujada en él. Militarmente, sus miembros se encontraban entre las unidades mejor entrenadas que participaron en las Cruzadas. Los miembros no combatientes de la orden gestionaron una compleja estructura económica dentro del mundo cristiano. Crearon, incluso, nuevas técnicas financieras que constituyen una forma primitiva del moderno banco. La orden, además, edificó una serie defortificaciones por todo el mar Mediterráneo y Tierra Santa.
El éxito de los templarios se encuentra estrechamente vinculado a las Cruzadas. La pérdida de Tierra Santa derivó en la desaparición de los apoyos de la orden. Además, los rumores generados en torno a la secreta ceremonia de iniciación de los templarios crearon una gran desconfianza. Felipe IV de Francia, fuertemente endeudado con la orden y atemorizado por su creciente poder, comenzó a presionar al papa Clemente V con el objeto de que tomara medidas contra sus integrantes. En 1307, un gran número de templarios fueron apresados, inducidos a confesar bajo tortura y posteriormente quemados en la hoguera. En 1312, Clemente V cedió a las presiones de Felipe IV y disolvió la orden. Su abrupta erradicación dio lugar a especulaciones y leyendas que han mantenido vivo el nombre de los caballeros templarios hasta nuestros días.

Fundación y primeros tiempos

Apenas creado el reino de Jerusalén y elegido Balduino I como su segundo rey, tras la muerte de su hermano Godofredo de Bouillón, algunos de los caballeros que participaron en la Primera Cruzada decidieron quedarse a defender los Santos Lugares y a los peregrinos cristianos que viajaban a ellos. Balduino I necesitaba organizar el reino y no podía dedicar muchos recursos a la protección de los caminos, ya que no contaba con efectivos suficientes para hacerlo. Esto, y el hecho de que Hugo de Payens fuese pariente del conde de Champaña (y probablemente pariente lejano del mismo Balduino), llevó al rey a conceder a aquellos caballeros un lugar donde reposar y mantener sus equipos, así como a otorgarles derechos y privilegios, entre los que figuraba un alojamiento en su propio palacio, que no era sino la mezquita de Al-Aqsa, ubicada a la sazón en el interior de lo que en su día había sido el recinto del Templo de Salomón. Y, cuando Balduino abandonó la mezquita y sus alrededores como palacio para fijar el trono en la Torre de David, todas las instalaciones pasaron, de hecho, a los templarios, que de esta manera adquirieron no solo su cuartel general, sino su nombre.
Además, el rey Balduino se ocupó de escribir cartas a los reyes y príncipes más importantes de Europa a fin de que prestaran ayuda a la recién nacida orden, que había sido bien recibida no solo por el poder político, sino también por el eclesiástico, ya que fue el patriarca de Jerusalén la primera autoridad de la Iglesia que la aprobó canónicamente. Nueve años después de la creación de la orden en Jerusalén, en 1129 se reunió el llamado Concilio de Troyes, que se encargaría de redactar la regla para la recién nacida Orden de los Pobres Caballeros de Cristo.
El concilio fue encabezado por el legado pontificio D'Albano, y a este concurrieron los obispos de ChartresReimsParís,SensSoissonsTroyesOrleansAuxerre y demás casas eclesiásticas de Francia. Hubo también varios abades, como sanEsteban Harding, mentor de san Bernardo, el mismo san Bernardo de Claraval y laicos como los condes de Champaña y de Nevers. Hugo de Payens expuso ante la asamblea las necesidades de la orden, por lo que se decidieron, artículo por artículo, hasta los más mínimos detalles de esta, desde la forma de ayunar hasta la de llevar el peinado, pasando por rezos, oraciones e incluso armamento.

El principio del fin

Pero las derrotas ante Saladinosultán de Egipto, los hicieron retroceder. Así, en la batalla de los Cuernos de Hattin, que tuvo lugar el4 de julio de 1187 en Tierra Santa, al oeste del mar de Galilea, en el desfiladero conocido como Cuernos de Hattin (Qurun-hattun), el ejército cruzado, formado principalmente por contingentes templarios y hospitalarios a las órdenes de Guido de Lusignan, rey de Jerusalén, y de Reinaldo de Châtillon, se enfrentó a las tropas de Saladino. Este les infligió una gran derrota, en la cual cayó prisionero el gran maestre de los templarios Gérard de Ridefort y perecieron muchos templarios y hospitalarios. Saladino tomó posesión de Jerusalén y terminó de un manotazo con el reino que había fundado Godofredo de Bouillón. Sin embargo, la presión de la Tercera Cruzada y las gestiones de Ricardo I de Inglaterra (llamado Corazón de León) lograron un acuerdo con Saladino para convertir Jerusalén en una especie de ciudad libre para el peregrinaje.
Después del desastre de los Cuernos de Hattin, las cosas fueron de mal en peor, y en 1244 cayó definitivamente Jerusalén, recuperada 16 años antes por el emperador Federico II por medio de pactos con el sultán Al-Kamil. Los templarios se vieron obligados a mudar sus cuarteles generales a San Juan de Acre, junto con otras dos grandes órdenes monástico-militares: los hospitalarios y los teutónicos.
Las posteriores cruzadas (esto es, la Cuarta, la Quinta y la Sexta), a las que evidentemente se alistaron los templarios, no tuvieron repercusiones prácticas en Tierra Santa o fueron episodios demenciales (como la toma de Bizancio en la Cuarta Cruzada).
En 1248Luis IX de Francia (después conocido como san Luis) decide convocar la Séptima Cruzada, la cual lidera, pero el objetivo de esta no es Tierra Santa, sino Egipto. El error táctico del rey y las pestes que sufrieron los ejércitos cruzados condujeron a la derrota de Mansura y a un desastre posterior en el que el propio Luis IX cayó prisionero. Fueron los templarios, tenidos en alta estima por sus enemigos, quienes negociaron la paz y prestaron al monarca la fabulosa suma que componía el rescate que se debía pagar por su persona.
En 1291 se dio la Caída de Acre, con los últimos templarios luchando junto a su maestre, Guillaume de Beaujeu, lo que constituyó el fin de la presencia cruzada en Tierra Santa, pero no el fin de la orden, que mudó su cuartel general a Chipre, isla de su propiedad tras comprarla a Ricardo Corazón de León, pero que hubieron de devolver al rey inglés ante la rebelión de los habitantes.
Esta convivencia de templarios y soberanos en Chipre (de la familia Lusignan) fue incómoda a tal punto que la orden participó en la revuelta palaciega que destronó a Enrique II de Chipre para entronizar a su hermano Amalarico. Este hecho permitió la supervivencia de la orden en la isla hasta varios años después de su disolución en el resto de la cristiandad (1310).

El final de la orden


El último gran maestre, Jacques de Molay, se negó a aceptar el proyecto de fusión de las órdenes militares bajo un único rey soltero o viudo (Proyecto Rex Bellator, impulsado por el gran sabio Ramón Llull), a pesar de las presiones papales. El 6 de junio de 1306 fue llamado a Poitiers por el papa Clemente V para un último intento, tras cuyo fracaso, el destino de la orden quedó sellado. Felipe IV de Francia, ante las deudas que había adquirido su país, entre otras cosas, por el préstamo que su abuelo Luis IX solicitó para pagar su rescate tras ser capturado en la Séptima Cruzada, y su deseo de un Estado fuerte, con el rey concentrando todo el poder (que, entre otros obstáculos, debía superar el poder de la Iglesia y las diversas órdenes religiosas como los templarios), convenció (o más bien, intimidó) a Clemente V,[cita requerida] fuertemente ligado a Francia, pues era de su hechura, de que iniciase un proceso contra los templarios acusándolos de sacrilegio a la cruz, herejíasodomía y adoración a ídolos paganos (se les acusó de escupir sobre la cruz, renegar de Cristo a través de la práctica de ritos heréticos, de adorar a Baphomet y de tener contacto homosexual, entre otras cosas).
En esta labor contó con la inestimable ayuda de Guillermo de Nogaret, canciller del reino, famoso en la historia por haber sido el estratega del incidente de Anagni, en el que Sciarra Colonna había abofeteado al papa Bonifacio VIII, con lo que el Sumo Pontífice había muerto de humillación al cabo de un mes;[cita requerida] del Inquisidor General de Francia, Guillermo Imberto, más conocido como Guillermo de París; y de Eguerrand de Marigny, quien al final se apoderará del tesoro de la orden y lo administrará en nombre del rey, hasta que sea transferido a la orden de los Hospitalarios.
Para ello se sirvieron de las acusaciones de un tal Esquieu de Floyran, espía a las órdenes tanto de la Corona de Francia como de la Corona de Aragón.
El papa reservó para su propio arbitrio la causa del gran maestre y de sus tres primeros dignatarios. Ellos habían confesado su culpabilidad y sólo quedaba reconciliarlos con la Iglesia una vez que hubiesen atestiguado su arrepentimiento con la solemnidad acostumbrada. Para darle más publicidad a esta solemnidad, delante de la catedral Notre Dame de París fue erigida una plataforma para la lectura de la sentencia, pero en el momento supremo, Molay recuperó su coraje y proclamó la inocencia de los templarios y la falsedad de sus propias supuestas confesiones.[cita requerida] En reparación por este deplorable instante de debilidad, se declaró dispuesto al sacrificio de su vida y fue arrestado inmediatamente como herético reincidente, junto a otro dignatario que eligió compartir su destino, y fue quemado junto a Godofredo de Charnay atados a una estaca frente a las puertas de Notre Dame en l'Ille de France el día de la Candelaria (18 de marzo) de 1314.
Actualmente se encuentra en los archivos vaticanos el pergamino de Chinon, que contiene la absolución del papa Clemente V a los Templarios. Aun cuando este documento tiene una gran importancia histórica, pues demuestra la vacilación del papa, nunca fue oficial y aparece fechado con anterioridad a las Bulas Vox in excelsoAd providam y Considerantes, donde se procedió a la disolución de la Orden y la distribución de sus bienes. Así, según el texto de Vox in excelso: "Nos suprimimos (...) la Orden de los templarios, y su regla, hábito y nombre, mediante un decreto inviolable y perpetuo, y prohibimos enteramente Nos que nadie, en lo sucesivo, entre en la Orden o reciba o use su hábito o presuma de comportarse como un templario. Si alguien actuare en este sentido, incurre automáticamente en excomunión". En concreto, el Manuscrito de Chinon está fechado en agosto de1308. En esas mismas fechas (agosto de 1308), el papa emite la bula Facians Misericordiam, donde confirma la devolución de la jurisdicción a los inquisidores y emite el documento de acusación a los templarios, con 87 artículos de acusación. Asimismo, emite la bula Regnans in coelis, por la que convoca el Concilio de Vienne. Por tanto, estas dos bulas, que sí fueron promulgadas oficialmente, tienen validez desde el punto de vista canónico, mientras que el documento de Chinon es un mero "borrador" de gran importancia histórica, pero escasa importancia jurídica.

Creencias heréticas atribuidas a los templarios

Durante el proceso contra la Orden, se realizaron numerosas acusaciones, de las cuales la que incluye el culto a Baphomet es una de las que más popularidad ha adquirido, habiendo sido recuperada por el ocultismo a partir del siglo XIX. También se incluían rituales de renegación de la cruz o de Cristo.
Dentro de la lista de cargos reunidos contra los templario aparecen más de cien acusaciones. Las referentes a la idolatría son: adoración de un gato que se les aparecía en las asambleas, que en cada provincia había ídolos, a saber, cabezas, alguna con tres caras, otras con una, y otras era una calavera humana, que adoraban a esos ídolos, o a ese ídolo, y especialmente durante los grandes capítulos y asambleas, que las veneraban, que las veneraban como a Dios, que las veneraban como a El Salvador, que decían que esa cabeza podía salvarlos, que podía hacerlos ricos, que les dio la riqueza de la Orden, que hizo que los árboles florecieran, que hizo que la tierra germinase, que tocaban o rodeaban cada cabeza de los citados ídolos con pequeños cordones, que luego se ceñían alrededor del cuerpo, cerca de la camisa o de la carne, y que actuaban así como veneración a un ídolo.
El "Pergamino de Chinon", uno de los documentos del volumen Processus contra Templarios presentado por el Vaticano, corrige la leyenda negra sobre la Orden y muestra que todas las acusaciones fueron injurias que hizo Felipe IV para beneficio propio. A pesar de ello, y habida cuenta de que el "Pergamino de Chinon" es anterior a la fecha de las bulas papales de disolución de los templarios, en realidad aquel quedó como una expresión de la conciencia personal del Papa. En cambio, la postura oficial de la Iglesia es la de la disolución de la Orden. En efecto, el documento de Chinon data de agosto de 1308. Ese mismo mes de agosto de 1308, el Papa promulga la bula Facians Misericordiam, por la que se devolvió a los inquisidores su jurisdicción. En la segunda sesión del Concilio de Vienne, el 3 de abril de 1312, se aprueba la Bula Vox in Excelso, emitida por el propio Papa Clemente V el 22 de marzo de 1312, confirmada por la Bula Ad Providam de 2 de mayo de 1312. En ambas se declara la disolución definitiva de la Orden.

Economía de la Orden

Cien años más tarde de su fundación oficial, hacia 1220, eran la organización más grande de Occidente, en todos los sentidos (desde el militar hasta el económico), con más de 9.000 encomiendas repartidas por toda Europa, unos 30.000 caballeros y sargentos (más los siervos, escuderos, artesanos, campesinos, etc.), más de 50 castillos y fortalezas en Europa y Oriente Próximo, una flota propia anclada en puertos propios en el Mediterráneo (Marsella) y en La Rochelle (en la costa atlántica de Francia).
Todo este poder económico se articulaba en torno a dos instituciones características de los templarios: la encomienda y la banca.

La banca

Uno de los aspectos en los que la orden destacó de una manera extremadamente rápida y sobresaliente fue a la hora de afianzar todo un sistema socio-económico sin precedentes en la historia. La dura tarea de llevar un frente en ultramar les hizo proveerse de una increíble flota, una red de comercio fija y establecida, así como de un buen número de posesiones en Europa para mantener en pie un flujo de dinero constante que permitiera subsistir al ejército defensor en Tierra Santa.
A la hora de dar donaciones, la gente lo hacía de buena gana; unos, interesados en ganarse el cielo; otros, por el hecho de quedar bien con la Orden. De este modo la misma recibía posesiones, bienes inmuebles, parcelas, tierras, títulos, derechos, porcentajes en bienes, e incluso pueblos y villas enteras con los derechos y aranceles que sobre ellas caían. Muchos nobles europeos confiaron en ellos como guardianes de sus riquezas e incluso muchos templarios fueron usados como tesoreros reales, como en el caso del reino francés, que dispuso de tesoreros templarios que tenían la obligación de personarse en las reuniones de palacio en las que se debatiera el uso del tesoro.
Para mantener un flujo constante de dinero, la Orden tenía que tener garantías de que el capital no fuera usurpado o robado en los largos viajes. Con este fin se estableció en Francia una serie de redes de encomiendas que se esparcían por prácticamente toda la geografía francesa y que no distaban unas de otras más que un día de viaje. Con esta idea se aseguraban de que los comerciantes durmieran siempre a resguardo bajo techo y poder así garantizar siempre la seguridad de sus caminos.
No sólo supieron crearse todo un sistema de mercado, sino que se convirtieron en los primeros banqueros desde la caída de Roma. Y lo hicieron a sabiendas de la escasez de moneda en la vieja Europa y ofreciendo en sus tratos intereses mucho menos usurarios que los ofrecidos por los mercaderes judíos. Así pues, crearon libros de cuentas, la contabilidad moderna, los pagarés e incluso la primera letra de cambio. En esta época pesaba mucho la idea de transportar dinero en metálico por los caminos, y la Orden dispuso de documentos acreditativos para poder recoger una cantidad anteriormente entregada en cualquier otra encomienda de la orden. Solamente hacía falta la firma, o en su caso, el sello.

La encomienda

La encomienda es un bien inmueble, territorial, localizado en determinado lugar, que se formaba gracias a donaciones y compras posteriores y a cuya cabeza se encontraba un Preceptor. Así, a partir de un molino (por ejemplo) los templarios compraban un bosque aledaño, luego unas tierras de labor, después adquirían los derechos sobre un pueblo, etc., y con todo ello formaban una encomienda, a manera de un feudo clásico. También podían formarse encomiendas reuniendo bajo un único preceptor varias donaciones más o menos dispersas. Tenemos noticia de encomiendas rurales (Mason Dieu, en Inglaterra, por ejemplo) y urbanas (el "Vieux Temple", recinto amurallado en plena capital francesa).
Al poco, su red de encomiendas derivó en toda una serie de redes de comercio a gran escala desde Inglaterra hasta Jerusalén, que ayudadas por una potente flota de barcos en el Mediterráneo consiguió hacerle la competencia a los mercaderes italianos (sobre todo, de Génova y Venecia). La gente confiaba en la Orden, sabía que sus donaciones y sus negocios estaban asegurados y por ello no dejaron nunca de tener clientela. Llegaron hasta el punto de hacerles préstamos a los mismísimos reyes de Francia e Inglaterra.

Comerciantes de reliquias

Los templarios tuvieron uno de sus más lucrativos negocios en la comercialización de reliquias. Los templarios distribuían el óleo del milagro deSaidnaya, un santuario a 30 km de Damasco a cuya Virgen se atribuía el milagro de exudar un líquido oleoso. Los templarios lo embotellaban en pequeños frascos y lo distribuían en Occidente. Al parecer, también comercializaron numerosos fragmentos del Lignum Crucis, la Santa Cruz en la que se decía había estado crucificado Jesucristo y que se decía habían encontrado ellos.
Sin embargo, sus operaciones económicas siempre tuvieron como meta el dotar a la Orden de los fondos suficientes como para mantener en Tierra Santa un ejército en pie de guerra constante. Y por ello el lema de la Orden:

https://es.wikipedia.org/wiki/Caballeros_templarios

Mi opinión:



No cabe duda de que los Caballeros Templarios eran mucho más que lo que nos ha llegado hasta nuestros días. Es imposible que una hermandad que nació de la nada, llegase hasta donde llegaron ellos; tan solo, con lo que nos quieren hacer creer los historiadores tradicionales. Ello es apoyado, por como la iglesia quiso eliminarlos de la faz de la tierra, no solo para quedarse con sus riquezas acumuladas, sino también para hacer desaparecer una amenaza a su existencia.
Si queréis conocer más sobre los misterios que envolvieron a tan legendarios caballeros, no dudéis en leer mi libro "Amar al Último Templario" que saldrá publicado por la editorial Creadores de Sueños en mes de octubre de 2015