miércoles, 29 de abril de 2015

El Santo Sudario de Oviedo





                                                            Arca santa de Oviedo, que albergaba el Santo sudario.








Santo Sudario de Oviedo



El Santo Sudario de Oviedo (conocido también por pañolón de Oviedo) es una reliquia de la Iglesia Católica que se encuentra depositada en la Cámara Santa de la Catedral de Oviedo. Se trata un pañuelo de lino manchado de sangre y alguna quemadura de velas, de forma rectangular con una medida de 83x53 centímetros venerado como una de las prendas funerarias descritas en Jn 20, 7. San Juan menciona un «sudario» (σουδαριον) que cubría la cabeza, y una «prenda de lino» o «vendajes» (οθονιον—othonion) cubriendo el cuerpo. Se cuenta que el sudario de Oviedo fue la prenda que cubrió entonces la cabeza de Jesús y que según el Evangelio encontró el apóstol S. Pedro junto al apóstol S. Juan al llegar a la tumba vacía de Jesucristo y que recogió junto con la Sábana Santa de Turín (Jn 20, 6).

Historia

En España, se puede constatar la existencia y estancia del pañolón en Oviedo desde el siglo VII. Su localización en fechas anteriores es más incierta. Los creyentes creen que salió de Palestina ante el ataque de los persas pasando por el norte de África hasta CartagenaSevillaToledo y por fin Oviedo. El paño ha sido datado mediante la técnica del radiocarbono como originario del siglo VII.
El Santo Sudario se expone al público sólo tres días al año que son el Viernes Santo, el 14 de septiembre y el 21 de septiembreSan Mateo Apóstol. El resto del año se encuentra depositado en la cámara santa.

Pruebas científicas

El primer estudioso sobre el paño fue Giulio Ricci (miembro de la curia vaticana y Presidente del "Centro Romano di Sindonología"). Un estudio de 1999 por Mark Guscin, miembro del equipo de investigación polifacética del Centro Español de Sindología, investigó la relación entre el sudario de Oviedo y la Sábana santa de Turín. Basándose en la historia, patología forense, composición sanguínea (de tipo AB, como la de la Sábana), y patrones de las manchas, concluyó que ambas prendas cubrieron la misma cabeza en dos momentos distintos, pero próximos entre sí. Avinoam Danin (ver abajo) asintió con este análisis, añadiendo que los granos de polen del pañolón coinciden con los de la Sábana.
Los críticos sostienen que el argumento es espurio. Puesto que manchas de sangre en el Sudario de Turin no han podido ser confirmadas, las del pañolón son irrelevantes. El argumento sobre el polen está también muy debilitado por el descrédito del trabajo de Danin sobre la sábana, ya que trabajó con muestras contaminadas. El polen de Jerusalén podría haber llegado al sudario por muy diversas vías y, en todo caso, sólo indicaría la procedencia de la tela, no su fecha de creación. Además, el sudario de Turín está tejido con un patrón de espiga, mientras que el paño de Oviedo tiene una urdimbre de tafetán.

Nuevas investigaciones

Recientes investigaciones han abierto una nueva vía de investigación sobre la autenticidad del Sudario de Oviedo, basándose en Nono de Panópolis, quien describe cómo se hacían nudos en el siglo V, y poniéndolos en relación con los nudos del pañolón.

Bibliografía[editar]

  • La Sábana Santa y el Santo Sudario: La Coruña, El Arca de Papel, 2001 ISBN 84-95637-18-9
  • El Santo Sudario de Oviedo: Granda, Madú ediciones, 2004 ISBN 84-95998-26-2
  • El Santo Sudario de la Catedral de Oviedo: Ayuntamiento de Oviedo, 1997 ISBN 84-605-7189-0
  • Sacred Blood, Sacred Image : The Sudarium of Oviedo, New Evidence for the Authenticity of the Shroud of Turin: Janice Bennett, Ignatius Press, 2001ISBN 09-70568-20-7

Fuente de la información: https://es.wikipedia.org/wiki/Santo_Sudario_de_Oviedo






MI OPINIÓN:



Si no tengo la más mínima duda de que la Sábana Santa de Turín es una falsificación como Reliquia Cristiana, muy bien elaborada en siglos posteriores (alrededor del S.XV), imaginaros este sudario.

La única investigación que han permitido las autoridades eclesiásticas realizar sobre la prenda, la llevó acabo un miembro de la Curia Romana quien no dudó en afirmar que la reliquia era auténtica sin haberla sometido a rigurosos análisis científicos. El interés pudo más que el rigor científico.

Después de haber escuchado el veredicto científico que interesaba a la iglesia, esta prohibió nuevos análisis sobre la misma. Esta vez, se hubiesen realizado por investigadores serios e imparciales.

En los últimos años, se ha permitido realizar nuevos, aunque insuficientes, estudios sobre la tela. Los mismos han arrojado como resultado, que la tela pertenece al S. V d.C. Tenemos que tomarnos este resultado con cierta cautela debido a los escuetos análisis que la iglesia ha permitido realizar al sudario.

Esperemos que algún día cambie esta tendencia proteccionista y se permita certificar la verdad sobre la reliquia, aunque ello pueda pesar a muchos de los que ahora la intentan proteger.

María Magdalena ¿Cuál fue su verdadera vida? ¿Fue la esposa de Jesús de Nazaret?

MARÍA MAGDALENA



DOCUMENTACIÓN:





María Magdalena en el Nuevo Testamento


La información sobre María Magdalena en los evangelios canónicos es escasa. Es citada en relación con cuatro hechos diferentes:
·         De acuerdo con el evangelio de Lucas, María Magdalena alojó y proveyó materialmente a Jesús y sus discípulos durante su predicación en Galilea. Se añade que anteriormente había sido curada por Jesús: «Le acompañaban los doce y algunas mujeres que habían sido curadas de enfermedades y espíritus malignos: María, llamada Magdalena, de la cual habían salido siete demonios Lucas 8:1-3.
·         De acuerdo con los evangelios de Marcos, Mateo y Juan, estuvo presente durante la crucifixión de Jesús.
·         Estuvo presente en la sepultura y vio donde Jesús era puesto, según Mateo 27:61 y Marcos 15:47. Se la menciona junto a María la madre de Jacobo el menor.
·         En compañía de otras mujeres, fue la primera testigo de la resurrección, según una tradición en la que concuerdan los cuatro evangelios. Después comunicó la noticia a Pedro y a los demás apóstoles.
·         Según un relato que sólo aparece en el evangelio de Juan, fue testigo de una aparición de Jesús resucitado.

Identificación con otros personajes

Los citados son los únicos pasajes de los evangelios canónicos en los que se nombra a María de Magdala. La tradición católica, sin embargo, aunque sin apoyarse en evidencias textuales de ningún tipo, ha identificado con María Magdalena a otros personajes citados en el Nuevo Testamento:
·         La mujer adúltera a la que Jesús salva de la lapidación, en un episodio que sólo relata el evangelio de Juan
·         La mujer que unge con perfumes los pies de Jesús y los enjuga con sus cabellos antes de su llegada a Jerusalén según los evangelios sinópticos, cuyo nombre no se menciona. La unción tuvo lugar durante el ministerio en Galilea.
·         María de Betania, hermana de Lázaro, a la que se atribuye en el evangelio de Juan la iniciativa antes mencionada, y que aparece en otros conocidos pasajes del cuarto evangelio, como la resurrección de Lázaro. Se identifica también con la María del episodio de la disputa entre Marta y María.
La identidad de María Magdalena como María de Betania y «la mujer quien fue una pecadora» fue establecida en un sermón que el papa Gregorio I dio en el año 591, en el cual dijo: «Ella, la cual Lucas llama la mujer pecadora, la cual José llama María [de Betania], nosotros creemos que es María, de quien siete demonios fueron expulsados, según Marcos».
Difundida por los teólogos de los siglos III y IV, esta teoría gozó de mucha popularidad en el siglo XIX y constituyó un tema frecuente en la iconografía cristiana occidental.

María Magdalena en los evangelios apócrifos


El evangelio de Pedro sólo menciona a María Magdalena en su papel de testigo de la resurrección de Jesús:
A la mañana del domingo, María la de Magdala, discípula del Señor -atemorizada a causa de los judíos, pues estaban rabiosos de ira, no había hecho en el sepulcro del Señor lo que solían hacer las mujeres por sus muertos queridos-, tomó a sus amigas consigo y vino al sepulcro en que había sido depositado.
Evangelio de Pedro, v.50. Santos Otero, de (1956, pp. 385-386)
En al menos dos de los textos gnósticos coptos encontrados en Nag Hammadi, el evangelio de Tomás y el evangelio de Felipe, María Magdalena aparece mencionada como discípula cercana de Jesús, en una relación tan cercana como la de los apóstoles. En el evangelio de Tomás hay dos menciones de Mariham (logia 21 y 114), que, según los estudiosos, hacen referencia a María Magdalena. La segunda mención forma parte de un pasaje enigmático que ha sido objeto de muy variadas interpretaciones:

Simón Pedro les dijo: «¡Que se aleje Mariham de nosotros!, pues las mujeres no son dignas de la vida». Dijo Jesús: «Mira, yo me encargaré de hacerla macho, de manera que también ella se convierta en un espíritu viviente, idéntico a vosotros los hombres: pues toda mujer que se haga varón, entrará en el reino del cielo»..
En el evangelio de Felipe (log. 32) es considerada la compañera (κοινωνος) de Jesús:
Tres (eran las que) caminaban continuamente con el Señor: su madre María, la hermana de ésta y Magdalena, a quien se designa como su compañera [κοινωνος]. María es, en efecto, su hermana, su 
madre y su compañera..18
No todos los estudiosos, sin embargo, están de acuerdo en que los evangelios de Tomás y de Felipe se refieran a María Magdalena. Para Stephen J. Shoemaker se trataría más bien de una referencia a la madre de Jesús.
Por último, otra importante referencia al personaje se encuentra en el evangelio de María Magdalena, texto del que se conservan sólo dos fragmentos griegos del siglo III y otro, más extenso, en copto, del siglo V. En el texto, tres apóstoles discuten acerca del testimonio de María Magdalena sobre Jesús. Andrés y Pedro desconfían de su testimonio, y es Leví (el apóstol Mateo) quien defiende a María.

Leyendas posteriores


Según la tradición ortodoxa, María Magdalena se retiró a Éfeso con la Virgen María y el apóstol Juan, y murió allí. En 886 sus reliquias fueron trasladadas a Constantinopla, donde se conservan en la actualidad. Gregorio de Tours (De miraculis, I, xxx) corrobora la tradición de que se retiró a Éfeso, y no menciona ninguna relación con Francia.
Más adelante, sin embargo, surgió en el mundo católico una tradición diferente, según la cual María Magdalena (identificada aquí con María de Betania), su hermano Lázaro y Maximino, uno de los setenta y dos discípulos, así como algunos compañeros, viajaron en barca por el Mar Mediterráneo huyendo de las persecuciones en Tierra Santa y desembarcaron finalmente en el lugar llamado Saintes Maries de la Mer, cerca deArlés. Posteriormente, María Magdalena viajó hasta Marsella, desde donde emprendió, supuestamente, la evangelización de Provenza, para después retirarse a una cueva -La Sainte-Baume- en las cercanías de Marsella, donde habría llevado una vida de penitencia durante 30 años. Según esta leyenda, cuando llegó la hora de su muerte fue llevada por los ángeles a Aix-en-Provence, al oratorio de San Maximino, donde recibió el viático. Su cuerpo fue sepultado en un oratorio construido por Maximino en Villa Lata, conocido desde entonces como St. Maximin.

La tradición del huevo de Pascua

Existe una antigua tradición cristiana de pintar huevos de Pascua. Estos huevos simbolizan la nueva vida y a Cristo emergiendo de la tumba, de hecho, los cristianos ortodoxos acompañan esta tradición con la consigna: «¡Cristo ha resucitado!».
Una tradición ortodoxa relata que tras la Ascensión, María Magdalena fue a Roma a predicar el evangelio. En presencia del emperador romanoTiberio, y sosteniendo un huevo de gallina, exclamó: «¡Cristo ha resucitado!». El emperador se rió y le dijo que eso era tan probable como que el huevo se volviera rojo. Antes de que acabara de hablar el huevo se había vuelto rojo.
Otra tradición habla de que el corazón sagrado de Cristo quedaría encerrado en un recipiente con forma de huevo del que María Magdalena sería guardiana.

Veneración de María Magdalena


Vézelay

El primer lugar de Francia en el que se sabe que hubo culto a María Magdalena fue la ciudad de Vézelay, en Borgoña. Aunque, según parece, en sus inicios el templo de Vézelay estaba dedicado a la virgen María, y no a María Magdalena, por alguna razón los monjes decidieron que la abadía era el lugar de enterramiento de María Magdalena, y están atestiguadas las peregrinaciones al sepulcro de María Magdalena en Vézelay desde al menos 1030. El 27 de abril de 1050, una bula del papa León IX colocaba oficialmente la abadía de Vézelay bajo el patronazgo de María Magdalena. Santiago de la Vorágine refiere la versión oficial del traslado de las reliquias de la santa desde su sepulcro en el oratorio de San Maximino en Aix-en-Provence hasta la recién fundada abadía de Vézelay, en 771. El san Maximino de esta leyenda es un personaje que combina rasgos del obispo histórico Maximino con el Maximino que según la leyenda acompañó a María Magdalena, Marta y Lázaro a Provenza.

Saint-Maximin

Un culto posterior que atrajo numerosos peregrinos se inició cuando el cuerpo de María Magdalena fue oficialmente descubierto, el 9 de septiembre de 1279, en Saint-Maximin-la-Sainte-Baume, Provenza, por el entonces príncipe de Salerno, futuro rey Carlos II de Nápoles. En esa ubicación se construyó un gran monasterio dominico, de estilo gótico, uno de los más importantes del sur de Francia.
En 1600, las supuestas reliquias fueron depositadas en un sarcófago mandado realizar por el papa Clemente VIII, pero la cabeza se depositó aparte, en un relicario. Las reliquias fueron profanadas durante la Revolución francesa. En 1814 se restauró el templo y se recuperó la cabeza de la santa, que se venera actualmente en ese lugar.

María Magdalena según la Iglesia Católica


María Magdalena es venerada por la Iglesia católica oficialmente como Santa María Magdalena. Existen múltiples templos en todo el mundo dedicados a esta santa católica.

Magdalena penitente

 

Mientras que el cristianismo oriental honra especialmente a María Magdalena por su cercanía a Jesús, considerándola "igual a los apóstoles", en Occidente se desarrolló, basándose en su identificación con otras mujeres de los evangelios (véase más arriba) la idea de que antes de conocer a Jesús, había sido muy pecadora y de ahí viene el suponer, aunque la Iglesia Católica no lo afirme, que se haya dedicado a la prostitución.
Esta idea nace, en primer lugar, de la identificación de María con la pecadora de quien se dice únicamente que era pecadora y que amó mucho; en segundo lugar, de la referencia en donde se dice, esta vez refiriéndose claramente a María Magdalena, que de ella «habían salido siete demonios». Como puede verse, nada en estos pasajes evangélicos permite concluir que María Magdalena se dedicase a la prostitución.
No se sabe con exactitud cuándo comenzó a identificarse a María Magdalena con María de Betania y la mujer que entró en la casa de Simón el fariseo,  pero ya en una homilía del papa Gregorio Magno (muerto en 591) se expresa inequívocamente la identidad de estas tres mujeres, y se muestra a María Magdalena como prostituta arrepentida. Por eso la leyenda posterior hace que pase el resto de su vida en una cueva en el desierto, haciendo penitencia y mortificando su carne, y son frecuentes en el arte occidental las representaciones de la «Magdalena penitente».
La imagen de María Magdalena como penitente también puede ser confundida gracias a la tradición de María Egipcíaca, santa del siglo V, quien según La vida de los Santos de Jacobo de la Vorágine, se había dedicado a la prostitución y se retiró al desierto a expiar sus culpas. Es común ver representaciones de María Egipcíaca, con los cabellos largos que cubren su cuerpo o envuelta con carrizos, símbolos de su penitencia en el desierto. Estos atributos en ocasiones acompañan a la Magdalena, creando a veces la confusión de ambas santas.
En la tradición católica, por tanto, María Magdalena pasó a ser un personaje secundario, a pesar de su indudable importancia en la tradición evangélica. El relegamiento que sufrió María Magdalena ha sido relacionado por algunos autores con la situación subordinada de la mujer en la Iglesia. A esta opinión oponen algunos teólogos católicos la especial consideración que guarda la Iglesia para con Santa María, madre de Jesús, venerada con hiperdulía, en tanto que los apóstoles y los otros santos son venerados con dulía.
En 1969, el papa Pablo VI retiró del calendario litúrgico el apelativo de «penitente» adjudicado tradicionalmente a María Magdalena; asimismo, desde esa fecha dejaron de emplearse en la liturgia de la festividad de María Magdalena la lectura del evangelio de Lucas acerca de la mujer pecadora. Desde entonces, la Iglesia Católica ha dejado de considerar a María Magdalena una prostituta arrepentida. Sin embargo, esta visión continúa siendo la predominante para muchos católicos.

 

María Magdalena y otras santas católicas

María Magdalena fue fuente de inspiración para una de las místicas más importantes en la Iglesia Católica, santa Teresa del Niño Jesús, quién admiraba este amor tan profundo relatado en el Evangelio en el cual María Magdalena piensa en servir a quien ama; así, Teresa decidió dedicar su vida a quién más amaba: Jesús de Nazaret. En 1894 escribió: «Jesús nos ha defendido en la persona de María Magdalena».
Otra destacada mística católica que encontró inspiración y consuelo en María Magdalena fue la doctora de la Iglesia santa Teresa de Ávila, quien refirió haber recibido ayuda espiritual de la Magdalena.

Teorías recientes acerca de María Magdalena

Sobre su relación con Jesús

 

Algunos autores recientes han puesto en circulación una hipótesis según la cual María Magdalena habría sido la esposa, o la compañera sentimental, de Jesús de Nazaret, además de la depositaria de una tradición cristiana de signo feminista que habría sido cuidadosamente ocultada por la Iglesia Católica.

Estas ideas fueron desarrolladas primero en algunos libros de pseudohistoria, como El enigma sagrado («The Holy Blood and the Holy Grail», 1982), de Michael Baigent, Richard Leigh, Henry Lincoln; y La revelación de los templarios («The Templar Revelation», 1997), de Lynn Picknett y Clive Princey. En estos libros se mencionaba además una hipotética dinastía fruto de la unión entre Jesús de Nazaret y María Magdalena. Posteriormente estas ideas han sido aprovechadas por varios autores de ficción como Peter Berling (Los hijos del Grial, ) y Dan Brown (El código Da Vinci, 2003), entre otros.

Los partidarios de esta idea se apoyan en tres argumentos:
1. En varios textos gnósticos, como el evangelio de Felipe, se muestra que Jesús tenía con María Magdalena una relación de mayor cercanía que con el resto de sus discípulos, incluidos los apóstoles. En concreto, el evangelio de Felipe habla de María Magdalena como «compañera» de Jesús y menciona que éste la besaba en la boca.
2. En los evangelios canónicos María Magdalena es (excluida la madre de Jesús) la mujer que más veces aparece, y es presentada además como seguidora cercana de Jesús. Su presencia en los momentos cruciales de la muerte y resurrección de Jesús puede sugerir que estaba ligada a él por lazos conyugales.
3. Otro argumento que esgrimen los defensores de la teoría del matrimonio entre Jesús y María Magdalena es que en la Palestina de la época era raro que un varón judío de la edad de Jesús (unos treinta años) permaneciese soltero, especialmente si se dedicaba a enseñar como rabino, ya que eso hubiese ido en contra del mandamiento divino «Creced y multiplicaos». No obstante, el judaísmo que profesó Jesús era muy distinto del actual, y el papel del rabino no estaba todavía bien definido. Sólo después de la destrucción del Segundo Templo, en 70, el papel del rabino quedó establecido con claridad en las comunidades judías. Antes de Jesús, está atestiguada la existencia de maestros religiosos solteros, por ejemplo en los círculos esenios. También Juan el Bautista fue soltero, según todos los indicios. Más adelante, algunos primeros cristianos, como Pablo de Tarso, serían también predicadores célibes.
Sin embargo, no existe ningún pasaje ni en los evangelios canónicos ni en los apócrifos que permita afirmar que María de Magdala fue la esposa de Jesús de Nazaret. Para la mayoría de los estudiosos del Jesús histórico es una posibilidad que ni siquiera merece ser tomada en serio; entre ellos destaca Bart Ehrman quien concluye que la evidencia histórica no dice nada, «ciertamente nada que indique que Jesús y María (Magdalena) tuvieron una relación sexual de ninguna naturaleza». Ehrman señala que la pregunta que la gente le formula con mayor frecuencia es si María Magdalena y Jesús se casaron. Su respuesta es: «No es verdad que los rollos del Mar Muerto contengan Evangelios que hablen de María (Magdalena) y Jesús. [...] No es verdad que un casamiento de María (Magdalena) y Jesús se discuta repetidamente en los Evangelios que no entraron en el Nuevo Testamento (el canon). De hecho, no se discute nunca ni se menciona siquiera una vez. [...] No es verdad que el Evangelio de Felipe llame a María la esposa de Jesús». Regino Cortes también concluye la inexistencia de tal relación marital como un error desde el punto de vista bíblico y una irrealidad desde un punto de vista fáctico. Otro biblista contemporáneo de primer orden ironizó al respecto:
A veces los biblistas que se dedican a buscar cualquiera de las obras que hasta el momento se dan por perdidas, o a publicarlas, no se ven libres del sensacionalismo; y, por supuesto, aunque no colaboren con ella, la prensa disfruta con el sensacionalismo. Si se me permite generalizar, con una cierta dosis de cinismo, los lectores que no tienen interés en lograr a través de los evangelios canónicos un mayor conocimiento de Jesús, parecen embelesados ante cualquier nueva obra que venga a insinuar que ¡Jesús bajara de la cruz, se casara con María Magdalena, y se fuera a la India a vivir tranquilamente!

Sobre la autoría del Cuarto Evangelio

Ramón K. Jusino propuso la teoría de que María Magdalena pudo ser el «discípulo a quien amaba Jesús» que se presenta como autor del Evangelio de Juan y que es tradicionalmente identificado con el apóstol Juan. Jusino se basó en el hecho de que en varios textos apócrifos, como los citados más arriba, se dice que hubo una relación de especial cercanía entre Jesús y María Magdalena. Raymond E. Brown hipotetizó que el Evangelio de Juan recogería la tradición de una comunidad a la que él denominó comunidad joánica o juánica. Según Jusino, esa comunidad podría remontarse al testimonio de María Magdalena como testigo ocular de Jesús. Esta teoría de Jusino no cuenta con la aceptación de la mayor parte de los historiadores e investigadores bíblicos.

Bibliografía

·                    Santos Otero, de, Aurelio (1956). Los Evangelios Apócrifos. Biblieca de autores cristianos.
·                    Jan Dobraczynski (2003). Magdalena. Ediciones Palabra. ISBN 9788482394664.
·                    Amy Welborn (2006). Descodificando a María Magdalena: verdad, leyendas y mentiras. Ediciones Palabra. ISBN 9788498400144.
·                    Georges, Duby (1995). Leonor de Aquitania/ María Magdalena. Madrid: Alianza Editorial. ISBN 84-206-4699-7.
·                    John MacArthur: «Doce mujeres extraordinarias» (2006). Thomas Nelson Inc, Estados Unidos.

Datos obtenidos en: http://es.wikipedia.org/wiki/Mar%C3%ADa_Magdalena


 

 

 

Mi OPINIÓN:



 

La iglesia católica cambia, con movimientos lentos y bajo la mucha presión recibida por los historiadores sobre evidencias y pruebas históricas irrefutables. Tanto es así, que hasta no hace muchos años, María fue considerada por la iglesia como una ramera arrepentida y convertida a seguidora de Jesús. También, se la identificó como una poseída por la locura (siete demonios) a la cual Jesús le practicó un exorcismo para desposeerla del maligno. Después, la iglesia tuvo que rectificar (gracias a la presión de los historiadores) y reconocer que tal afirmación era carente totalmente de fundamento documental. No se ha encontrado ningún escrito, ni cristiano ni pagano, que haga referencia a tal calumnia sobre la persona de María Magdalena. Incluso después de este paso intermedio, la iglesia pasó a considerar a María Santa. En la última procesión de Semana Santa en Mahón (Menorca, España) Salió por primera vez un paso dedicado a Santa María Magdalena. Está claro, que desde la edad media, los ministros de la iglesia tenían un claro afán calumniador contra María, que ha tenido que ser rectificado, posteriormente, para llegar a encumbrarla a la categoría de Santa.

¿Por qué la iglesia quiso maltratarla históricamente?¿Qué motivos podía tener para, no solo reconocer su verdadera vida, la cual fue esplendorosa y mancillarla de esta forma?

Para mi está claro. No hay mejor defensa que un buen ataque. Los prelados de la iglesia no querían reconocer la verdadera vida de María. Había otra forma ocultar la realidad y era reinventar una mentira sobre ella, para desprestigiarla. La iglesia original no podía permitir que se supiese la verdad. En primer lugar, porque no podían permitir que sus creyentes supiesen que una mujer podía tener tanta relevancia en la religión que ellos practicaban y que querían que siguiese monopolizada por hombres. No podían tolerar que las mujeres estuviesen en su mismo nivel de intervención en las cuestiones de gobierno y dirección de la religión. En segundo lugar, tampoco combinaba bien su vida y la relación que mantuvo con Jesús con los intereses eclesiásticos, con la idea reinterpretada sobre Jesús, sobre su mesianidad reinterpretada al estilo cristiano y obviando, deliberadamente, la mesianidad judía (que fue su verdadera identidad); en definitiva, sobre su divinidad (ya que la iglesia cristiana cree que es el único y verdadero Hijo de Dios.) Luego, esa concepción y reinterpretación no se relacionaba demasiado bien con la idea de que podía estar casado o emparejado con María.

 

Esta última afirmación, que cada día cobra más fuerza y la cual comparto plenamente, ha sido desterrada del credo eclesiástico por ser del todo incompatible con la idea de Divinidad de Jesús. ¿Y qué mejor forma de ocultar la verdad histórica que tergiversarla que calumniando a María y tratarla de prostituta y de loca?

 

¿Y vosotros os preguntaréis cómo puedo estar tan seguro de mi afirmación? Podría citar innumerables reseñas en documentos escritos  que harían esta conclusión eterna para el lector y que además son de sobras conocidos por todos. Me basaré en los Evangelios Canónicos, mejor dicho en los Sinópticos (los escritos por Marcos, Mateo y Lucas), los que sirven de base y Canon para la iglesia cristiana. En ellos, se relatan una serie de sucesos que no deben pasar desapercibidos para el historiador perspicaz.

 

Se quiere hacer creer que María era una ferviente seguidora de Jesús y que por eso lo seguía a todas partes. Nada más lejos de la realidad. No había ninguna mujer en su séquito habitual más que ella. No había seguidoras porque en aquella época y lugar la mujer no tenía ni voz ni presencia pública, no podía tener ningún tipo de representación, debía representarla en todo momento su padre, si era soltera o su marido, si era casada. Por tanto, la prueba de que Jesús iba a todas partes con tres mujeres (lo narran los Evangelios Canónicos) debemos interpretar que esas tres mujeres estaban bajo la protección de Jesús. Una era su madre, la cual enviudó, ya que los Evangelios solo nos hablan de José en la niñez de Jesús, no vuelve a aparecer en ninguno de los demás relatos; su hermana Miriam, que debía ser soltera ya que de lo contrario iría con su marido y María Magdalena (Mariah Magdala) a todas luces su esposa.

 

También, debemos tener presente la muerte de Jesús en la cruz, donde asisten a pie de la misma tres mujeres. Su madre, su hermana y María Magdalena. Aunque las ejecuciones eran públicas, eso no quiere decir que todo el mundo pudiese estar a pie de cruz, sino que, a cierta distancia, se debían ver desde un paso lo más transitado posible. En las proximidades del ejecutado tan solo podían haber familiares directos. Este hecho lo tenemos recogido en innumerables documentos romanos donde se describen los procedimientos de ejecución por crucifixión.

 


Y ahora os voy a hacer la última reflexión. Si vosotros fuerais un ejecutado y suponiendo que pudierais resucitar, ¿a quien se os aparecerías primero antes incluso que a vuestra propia madre y hermana? Exacto, a vuestra mujer. Los Evangelios Canónicos relatas, todos ellos, que la primera aparición de Jesús es a María Magdalena y es la encargada de comunicar a todos los demás apóstoles y seguidores la Buena Nueva. 


DOCUMENTACIÓN:





María Magdalena en el Nuevo Testamento


La información sobre María Magdalena en los evangelios canónicos es escasa. Es citada en relación con cuatro hechos diferentes:
·         De acuerdo con el evangelio de Lucas, María Magdalena alojó y proveyó materialmente a Jesús y sus discípulos durante su predicación en Galilea. Se añade que anteriormente había sido curada por Jesús: «Le acompañaban los doce y algunas mujeres que habían sido curadas de enfermedades y espíritus malignos: María, llamada Magdalena, de la cual habían salido siete demonios Lucas 8:1-3.
·         De acuerdo con los evangelios de Marcos, Mateo y Juan, estuvo presente durante la crucifixión de Jesús.
·         Estuvo presente en la sepultura y vio donde Jesús era puesto, según Mateo 27:61 y Marcos 15:47. Se la menciona junto a María la madre de Jacobo el menor.
·         En compañía de otras mujeres, fue la primera testigo de la resurrección, según una tradición en la que concuerdan los cuatro evangelios. Después comunicó la noticia a Pedro y a los demás apóstoles.
·         Según un relato que sólo aparece en el evangelio de Juan, fue testigo de una aparición de Jesús resucitado.

Identificación con otros personajes

Los citados son los únicos pasajes de los evangelios canónicos en los que se nombra a María de Magdala. La tradición católica, sin embargo, aunque sin apoyarse en evidencias textuales de ningún tipo, ha identificado con María Magdalena a otros personajes citados en el Nuevo Testamento:
·         La mujer adúltera a la que Jesús salva de la lapidación, en un episodio que sólo relata el evangelio de Juan
·         La mujer que unge con perfumes los pies de Jesús y los enjuga con sus cabellos antes de su llegada a Jerusalén según los evangelios sinópticos, cuyo nombre no se menciona. La unción tuvo lugar durante el ministerio en Galilea.
·         María de Betania, hermana de Lázaro, a la que se atribuye en el evangelio de Juan la iniciativa antes mencionada, y que aparece en otros conocidos pasajes del cuarto evangelio, como la resurrección de Lázaro. Se identifica también con la María del episodio de la disputa entre Marta y María.
La identidad de María Magdalena como María de Betania y «la mujer quien fue una pecadora» fue establecida en un sermón que el papa Gregorio I dio en el año 591, en el cual dijo: «Ella, la cual Lucas llama la mujer pecadora, la cual José llama María [de Betania], nosotros creemos que es María, de quien siete demonios fueron expulsados, según Marcos».
Difundida por los teólogos de los siglos III y IV, esta teoría gozó de mucha popularidad en el siglo XIX y constituyó un tema frecuente en la iconografía cristiana occidental.

María Magdalena en los evangelios apócrifos


El evangelio de Pedro sólo menciona a María Magdalena en su papel de testigo de la resurrección de Jesús:
A la mañana del domingo, María la de Magdala, discípula del Señor -atemorizada a causa de los judíos, pues estaban rabiosos de ira, no había hecho en el sepulcro del Señor lo que solían hacer las mujeres por sus muertos queridos-, tomó a sus amigas consigo y vino al sepulcro en que había sido depositado.
Evangelio de Pedro, v.50. Santos Otero, de (1956, pp. 385-386)
En al menos dos de los textos gnósticos coptos encontrados en Nag Hammadi, el evangelio de Tomás y el evangelio de Felipe, María Magdalena aparece mencionada como discípula cercana de Jesús, en una relación tan cercana como la de los apóstoles. En el evangelio de Tomás hay dos menciones de Mariham (logia 21 y 114), que, según los estudiosos, hacen referencia a María Magdalena. La segunda mención forma parte de un pasaje enigmático que ha sido objeto de muy variadas interpretaciones:

Simón Pedro les dijo: «¡Que se aleje Mariham de nosotros!, pues las mujeres no son dignas de la vida». Dijo Jesús: «Mira, yo me encargaré de hacerla macho, de manera que también ella se convierta en un espíritu viviente, idéntico a vosotros los hombres: pues toda mujer que se haga varón, entrará en el reino del cielo»..
En el evangelio de Felipe (log. 32) es considerada la compañera (κοινωνος) de Jesús:
Tres (eran las que) caminaban continuamente con el Señor: su madre María, la hermana de ésta y Magdalena, a quien se designa como su compañera [κοινωνος]. María es, en efecto, su hermana, su 
madre y su compañera..18
No todos los estudiosos, sin embargo, están de acuerdo en que los evangelios de Tomás y de Felipe se refieran a María Magdalena. Para Stephen J. Shoemaker se trataría más bien de una referencia a la madre de Jesús.
Por último, otra importante referencia al personaje se encuentra en el evangelio de María Magdalena, texto del que se conservan sólo dos fragmentos griegos del siglo III y otro, más extenso, en copto, del siglo V. En el texto, tres apóstoles discuten acerca del testimonio de María Magdalena sobre Jesús. Andrés y Pedro desconfían de su testimonio, y es Leví (el apóstol Mateo) quien defiende a María.

Leyendas posteriores


Según la tradición ortodoxa, María Magdalena se retiró a Éfeso con la Virgen María y el apóstol Juan, y murió allí. En 886 sus reliquias fueron trasladadas a Constantinopla, donde se conservan en la actualidad. Gregorio de Tours (De miraculis, I, xxx) corrobora la tradición de que se retiró a Éfeso, y no menciona ninguna relación con Francia.
Más adelante, sin embargo, surgió en el mundo católico una tradición diferente, según la cual María Magdalena (identificada aquí con María de Betania), su hermano Lázaro y Maximino, uno de los setenta y dos discípulos, así como algunos compañeros, viajaron en barca por el Mar Mediterráneo huyendo de las persecuciones en Tierra Santa y desembarcaron finalmente en el lugar llamado Saintes Maries de la Mer, cerca deArlés. Posteriormente, María Magdalena viajó hasta Marsella, desde donde emprendió, supuestamente, la evangelización de Provenza, para después retirarse a una cueva -La Sainte-Baume- en las cercanías de Marsella, donde habría llevado una vida de penitencia durante 30 años. Según esta leyenda, cuando llegó la hora de su muerte fue llevada por los ángeles a Aix-en-Provence, al oratorio de San Maximino, donde recibió el viático. Su cuerpo fue sepultado en un oratorio construido por Maximino en Villa Lata, conocido desde entonces como St. Maximin.

La tradición del huevo de Pascua

Existe una antigua tradición cristiana de pintar huevos de Pascua. Estos huevos simbolizan la nueva vida y a Cristo emergiendo de la tumba, de hecho, los cristianos ortodoxos acompañan esta tradición con la consigna: «¡Cristo ha resucitado!».
Una tradición ortodoxa relata que tras la Ascensión, María Magdalena fue a Roma a predicar el evangelio. En presencia del emperador romanoTiberio, y sosteniendo un huevo de gallina, exclamó: «¡Cristo ha resucitado!». El emperador se rió y le dijo que eso era tan probable como que el huevo se volviera rojo. Antes de que acabara de hablar el huevo se había vuelto rojo.
Otra tradición habla de que el corazón sagrado de Cristo quedaría encerrado en un recipiente con forma de huevo del que María Magdalena sería guardiana.

Veneración de María Magdalena


Vézelay

El primer lugar de Francia en el que se sabe que hubo culto a María Magdalena fue la ciudad de Vézelay, en Borgoña. Aunque, según parece, en sus inicios el templo de Vézelay estaba dedicado a la virgen María, y no a María Magdalena, por alguna razón los monjes decidieron que la abadía era el lugar de enterramiento de María Magdalena, y están atestiguadas las peregrinaciones al sepulcro de María Magdalena en Vézelay desde al menos 1030. El 27 de abril de 1050, una bula del papa León IX colocaba oficialmente la abadía de Vézelay bajo el patronazgo de María Magdalena. Santiago de la Vorágine refiere la versión oficial del traslado de las reliquias de la santa desde su sepulcro en el oratorio de San Maximino en Aix-en-Provence hasta la recién fundada abadía de Vézelay, en 771. El san Maximino de esta leyenda es un personaje que combina rasgos del obispo histórico Maximino con el Maximino que según la leyenda acompañó a María Magdalena, Marta y Lázaro a Provenza.

Saint-Maximin

Un culto posterior que atrajo numerosos peregrinos se inició cuando el cuerpo de María Magdalena fue oficialmente descubierto, el 9 de septiembre de 1279, en Saint-Maximin-la-Sainte-Baume, Provenza, por el entonces príncipe de Salerno, futuro rey Carlos II de Nápoles. En esa ubicación se construyó un gran monasterio dominico, de estilo gótico, uno de los más importantes del sur de Francia.
En 1600, las supuestas reliquias fueron depositadas en un sarcófago mandado realizar por el papa Clemente VIII, pero la cabeza se depositó aparte, en un relicario. Las reliquias fueron profanadas durante la Revolución francesa. En 1814 se restauró el templo y se recuperó la cabeza de la santa, que se venera actualmente en ese lugar.

María Magdalena según la Iglesia Católica


María Magdalena es venerada por la Iglesia católica oficialmente como Santa María Magdalena. Existen múltiples templos en todo el mundo dedicados a esta santa católica.

Magdalena penitente

 

Mientras que el cristianismo oriental honra especialmente a María Magdalena por su cercanía a Jesús, considerándola "igual a los apóstoles", en Occidente se desarrolló, basándose en su identificación con otras mujeres de los evangelios (véase más arriba) la idea de que antes de conocer a Jesús, había sido muy pecadora y de ahí viene el suponer, aunque la Iglesia Católica no lo afirme, que se haya dedicado a la prostitución.
Esta idea nace, en primer lugar, de la identificación de María con la pecadora de quien se dice únicamente que era pecadora y que amó mucho; en segundo lugar, de la referencia en donde se dice, esta vez refiriéndose claramente a María Magdalena, que de ella «habían salido siete demonios». Como puede verse, nada en estos pasajes evangélicos permite concluir que María Magdalena se dedicase a la prostitución.
No se sabe con exactitud cuándo comenzó a identificarse a María Magdalena con María de Betania y la mujer que entró en la casa de Simón el fariseo,  pero ya en una homilía del papa Gregorio Magno (muerto en 591) se expresa inequívocamente la identidad de estas tres mujeres, y se muestra a María Magdalena como prostituta arrepentida. Por eso la leyenda posterior hace que pase el resto de su vida en una cueva en el desierto, haciendo penitencia y mortificando su carne, y son frecuentes en el arte occidental las representaciones de la «Magdalena penitente».
La imagen de María Magdalena como penitente también puede ser confundida gracias a la tradición de María Egipcíaca, santa del siglo V, quien según La vida de los Santos de Jacobo de la Vorágine, se había dedicado a la prostitución y se retiró al desierto a expiar sus culpas. Es común ver representaciones de María Egipcíaca, con los cabellos largos que cubren su cuerpo o envuelta con carrizos, símbolos de su penitencia en el desierto. Estos atributos en ocasiones acompañan a la Magdalena, creando a veces la confusión de ambas santas.
En la tradición católica, por tanto, María Magdalena pasó a ser un personaje secundario, a pesar de su indudable importancia en la tradición evangélica. El relegamiento que sufrió María Magdalena ha sido relacionado por algunos autores con la situación subordinada de la mujer en la Iglesia. A esta opinión oponen algunos teólogos católicos la especial consideración que guarda la Iglesia para con Santa María, madre de Jesús, venerada con hiperdulía, en tanto que los apóstoles y los otros santos son venerados con dulía.
En 1969, el papa Pablo VI retiró del calendario litúrgico el apelativo de «penitente» adjudicado tradicionalmente a María Magdalena; asimismo, desde esa fecha dejaron de emplearse en la liturgia de la festividad de María Magdalena la lectura del evangelio de Lucas acerca de la mujer pecadora. Desde entonces, la Iglesia Católica ha dejado de considerar a María Magdalena una prostituta arrepentida. Sin embargo, esta visión continúa siendo la predominante para muchos católicos.

 

María Magdalena y otras santas católicas

María Magdalena fue fuente de inspiración para una de las místicas más importantes en la Iglesia Católica, santa Teresa del Niño Jesús, quién admiraba este amor tan profundo relatado en el Evangelio en el cual María Magdalena piensa en servir a quien ama; así, Teresa decidió dedicar su vida a quién más amaba: Jesús de Nazaret. En 1894 escribió: «Jesús nos ha defendido en la persona de María Magdalena».
Otra destacada mística católica que encontró inspiración y consuelo en María Magdalena fue la doctora de la Iglesia santa Teresa de Ávila, quien refirió haber recibido ayuda espiritual de la Magdalena.

Teorías recientes acerca de María Magdalena

Sobre su relación con Jesús

 

Algunos autores recientes han puesto en circulación una hipótesis según la cual María Magdalena habría sido la esposa, o la compañera sentimental, de Jesús de Nazaret, además de la depositaria de una tradición cristiana de signo feminista que habría sido cuidadosamente ocultada por la Iglesia Católica.

Estas ideas fueron desarrolladas primero en algunos libros de pseudohistoria, como El enigma sagrado («The Holy Blood and the Holy Grail», 1982), de Michael Baigent, Richard Leigh, Henry Lincoln; y La revelación de los templarios («The Templar Revelation», 1997), de Lynn Picknett y Clive Princey. En estos libros se mencionaba además una hipotética dinastía fruto de la unión entre Jesús de Nazaret y María Magdalena. Posteriormente estas ideas han sido aprovechadas por varios autores de ficción como Peter Berling (Los hijos del Grial, ) y Dan Brown (El código Da Vinci, 2003), entre otros.

Los partidarios de esta idea se apoyan en tres argumentos:
1. En varios textos gnósticos, como el evangelio de Felipe, se muestra que Jesús tenía con María Magdalena una relación de mayor cercanía que con el resto de sus discípulos, incluidos los apóstoles. En concreto, el evangelio de Felipe habla de María Magdalena como «compañera» de Jesús y menciona que éste la besaba en la boca.
2. En los evangelios canónicos María Magdalena es (excluida la madre de Jesús) la mujer que más veces aparece, y es presentada además como seguidora cercana de Jesús. Su presencia en los momentos cruciales de la muerte y resurrección de Jesús puede sugerir que estaba ligada a él por lazos conyugales.
3. Otro argumento que esgrimen los defensores de la teoría del matrimonio entre Jesús y María Magdalena es que en la Palestina de la época era raro que un varón judío de la edad de Jesús (unos treinta años) permaneciese soltero, especialmente si se dedicaba a enseñar como rabino, ya que eso hubiese ido en contra del mandamiento divino «Creced y multiplicaos». No obstante, el judaísmo que profesó Jesús era muy distinto del actual, y el papel del rabino no estaba todavía bien definido. Sólo después de la destrucción del Segundo Templo, en 70, el papel del rabino quedó establecido con claridad en las comunidades judías. Antes de Jesús, está atestiguada la existencia de maestros religiosos solteros, por ejemplo en los círculos esenios. También Juan el Bautista fue soltero, según todos los indicios. Más adelante, algunos primeros cristianos, como Pablo de Tarso, serían también predicadores célibes.
Sin embargo, no existe ningún pasaje ni en los evangelios canónicos ni en los apócrifos que permita afirmar que María de Magdala fue la esposa de Jesús de Nazaret. Para la mayoría de los estudiosos del Jesús histórico es una posibilidad que ni siquiera merece ser tomada en serio; entre ellos destaca Bart Ehrman quien concluye que la evidencia histórica no dice nada, «ciertamente nada que indique que Jesús y María (Magdalena) tuvieron una relación sexual de ninguna naturaleza». Ehrman señala que la pregunta que la gente le formula con mayor frecuencia es si María Magdalena y Jesús se casaron. Su respuesta es: «No es verdad que los rollos del Mar Muerto contengan Evangelios que hablen de María (Magdalena) y Jesús. [...] No es verdad que un casamiento de María (Magdalena) y Jesús se discuta repetidamente en los Evangelios que no entraron en el Nuevo Testamento (el canon). De hecho, no se discute nunca ni se menciona siquiera una vez. [...] No es verdad que el Evangelio de Felipe llame a María la esposa de Jesús». Regino Cortes también concluye la inexistencia de tal relación marital como un error desde el punto de vista bíblico y una irrealidad desde un punto de vista fáctico. Otro biblista contemporáneo de primer orden ironizó al respecto:
A veces los biblistas que se dedican a buscar cualquiera de las obras que hasta el momento se dan por perdidas, o a publicarlas, no se ven libres del sensacionalismo; y, por supuesto, aunque no colaboren con ella, la prensa disfruta con el sensacionalismo. Si se me permite generalizar, con una cierta dosis de cinismo, los lectores que no tienen interés en lograr a través de los evangelios canónicos un mayor conocimiento de Jesús, parecen embelesados ante cualquier nueva obra que venga a insinuar que ¡Jesús bajara de la cruz, se casara con María Magdalena, y se fuera a la India a vivir tranquilamente!

Sobre la autoría del Cuarto Evangelio

Ramón K. Jusino propuso la teoría de que María Magdalena pudo ser el «discípulo a quien amaba Jesús» que se presenta como autor del Evangelio de Juan y que es tradicionalmente identificado con el apóstol Juan. Jusino se basó en el hecho de que en varios textos apócrifos, como los citados más arriba, se dice que hubo una relación de especial cercanía entre Jesús y María Magdalena. Raymond E. Brown hipotetizó que el Evangelio de Juan recogería la tradición de una comunidad a la que él denominó comunidad joánica o juánica. Según Jusino, esa comunidad podría remontarse al testimonio de María Magdalena como testigo ocular de Jesús. Esta teoría de Jusino no cuenta con la aceptación de la mayor parte de los historiadores e investigadores bíblicos.

Bibliografía

·                    Santos Otero, de, Aurelio (1956). Los Evangelios Apócrifos. Biblieca de autores cristianos.
·                    Jan Dobraczynski (2003). Magdalena. Ediciones Palabra. ISBN 9788482394664.
·                    Amy Welborn (2006). Descodificando a María Magdalena: verdad, leyendas y mentiras. Ediciones Palabra. ISBN 9788498400144.
·                    Georges, Duby (1995). Leonor de Aquitania/ María Magdalena. Madrid: Alianza Editorial. ISBN 84-206-4699-7.
·                    John MacArthur: «Doce mujeres extraordinarias» (2006). Thomas Nelson Inc, Estados Unidos.

Datos obtenidos en: http://es.wikipedia.org/wiki/Mar%C3%ADa_Magdalena


 

 

 

Mi OPINIÓN:



 

La iglesia católica cambia, con movimientos lentos y bajo la mucha presión recibida por los historiadores sobre evidencias y pruebas históricas irrefutables. Tanto es así, que hasta no hace muchos años, María fue considerada por la iglesia como una ramera arrepentida y convertida a seguidora de Jesús. También, se la identificó como una poseída por la locura (siete demonios) a la cual Jesús le practicó un exorcismo para desposeerla del maligno. Después, la iglesia tuvo que rectificar (gracias a la presión de los historiadores) y reconocer que tal afirmación era carente totalmente de fundamento documental. No se ha encontrado ningún escrito, ni cristiano ni pagano, que haga referencia a tal calumnia sobre la persona de María Magdalena. Incluso después de este paso intermedio, la iglesia pasó a considerar a María Santa. En la última procesión de Semana Santa en Mahón (Menorca, España) Salió por primera vez un paso dedicado a Santa María Magdalena. Está claro, que desde la edad media, los ministros de la iglesia tenían un claro afán calumniador contra María, que ha tenido que ser rectificado, posteriormente, para llegar a encumbrarla a la categoría de Santa.

¿Por qué la iglesia quiso maltratarla históricamente?¿Qué motivos podía tener para, no solo reconocer su verdadera vida, la cual fue esplendorosa y mancillarla de esta forma?

Para mi está claro. No hay mejor defensa que un buen ataque. Los prelados de la iglesia no querían reconocer la verdadera vida de María. Había otra forma ocultar la realidad y era reinventar una mentira sobre ella, para desprestigiarla. La iglesia original no podía permitir que se supiese la verdad. En primer lugar, porque no podían permitir que sus creyentes supiesen que una mujer podía tener tanta relevancia en la religión que ellos practicaban y que querían que siguiese monopolizada por hombres. No podían tolerar que las mujeres estuviesen en su mismo nivel de intervención en las cuestiones de gobierno y dirección de la religión. En segundo lugar, tampoco combinaba bien su vida y la relación que mantuvo con Jesús con los intereses eclesiásticos, con la idea reinterpretada sobre Jesús, sobre su mesianidad reinterpretada al estilo cristiano y obviando, deliberadamente, la mesianidad judía (que fue su verdadera identidad); en definitiva, sobre su divinidad (ya que la iglesia cristiana cree que es el único y verdadero Hijo de Dios.) Luego, esa concepción y reinterpretación no se relacionaba demasiado bien con la idea de que podía estar casado o emparejado con María.

 

Esta última afirmación, que cada día cobra más fuerza y la cual comparto plenamente, ha sido desterrada del credo eclesiástico por ser del todo incompatible con la idea de Divinidad de Jesús. ¿Y qué mejor forma de ocultar la verdad histórica que tergiversarla que calumniando a María y tratarla de prostituta y de loca?

 

¿Y vosotros os preguntaréis cómo puedo estar tan seguro de mi afirmación? Podría citar innumerables reseñas en documentos escritos  que harían esta conclusión eterna para el lector y que además son de sobras conocidos por todos. Me basaré en los Evangelios Canónicos, mejor dicho en los Sinópticos (los escritos por Marcos, Mateo y Lucas), los que sirven de base y Canon para la iglesia cristiana. En ellos, se relatan una serie de sucesos que no deben pasar desapercibidos para el historiador perspicaz.

 

Se quiere hacer creer que María era una ferviente seguidora de Jesús y que por eso lo seguía a todas partes. Nada más lejos de la realidad. No había ninguna mujer en su sequito habitual más que ella. No había seguidoras porque en aquella época y lugar la mujer no tenía ni voz ni presencia pública, no podía tener ningún tipo de representación, debía representarla en todo momento su padre, si era soltera o su marido, si era casada. Por tanto, la prueba de que Jesús iba a todas partes con tres mujeres (lo narran los Evangelios Canónicos) debemos interpretar que esas tres mujeres estaban bajo la protección de Jesús. Una era su madre, la cual enviudó, ya que los Evangelios solo nos hablan de José en la niñez de Jesús, no vuelve a aparecer en ninguno de los demás relatos; su hermana Miriam, que debía ser soltera ya que de lo contrario iría con su marido y María Magdalena (Mariah Magdala) a todas luces su esposa.

 

También, debemos tener presente la muerte de Jesús en la cruz, donde asisten a pie de la misma tres mujeres. Su madre, su hermana y María Magdalena. Aunque las ejecuciones eran públicas, eso no quiere decir que todo el mundo pudiese estar a pie de cruz, sino que, a cierta distancia, se debían ver desde un paso lo más transitado posible. En las proximidades del ejecutado tan solo podían haber familiares directos. Este hecho lo tenemos recogido en innumerables documentos romanos donde se describen los procedimientos de ejecución por crucifixión.

 

Y ahora os voy a hacer la última reflexión. Si vosotros fuerais un ejecutado y suponiendo que pudierais resucitar, ¿a quien se os aparecerías primero antes incluso que a vuestra propia madre y hermana? Exacto, a vuestra mujer. Los Evangelios Canónicos relatas, todos ellos, que la primera aparición de Jesús es a María Magdalena y es la encargada de comunicar a todos los demás apóstoles y seguidores la Buena Nueva.

 

Si queréis ampliar la información y conocer más sobre su historia, os invito a leer mi libro "El Santo Osario"