jueves, 26 de marzo de 2015

¿Existió Jesús de Nazaret?

¿EXISTIÓ REALMENTE JESÚS DE NAZARET?


Ésta quizás sea la pegunta más formulada de la historia de la humanidad.

Biografía del personaje



Jesús de Nazaret, también conocido como Jesús (en griego antiguo: Ἰησοῦς Iesous, en arameo: ܝܫܘܥ‎ Išo, en hebreo antiguo: יְהוֹשֻׁעַ Yehošuaʕ o יֵשׁוּעַ Yešuaʕ), Cristo (en griego antiguo: Χριστός Christós, en arameo: ܡܫܝܚܐ Mʕšiha, en hebreo antiguo: מָשִׁיחַ Māšîaḥ) o Jesucristo, es la figura central del cristianismo y una de las más influyentes de la cultura occidental. Según la opinión mayoritariamente aceptada en medios académicos, basada en una lectura crítica de los textos sobre su figura, Jesús de Nazaret fue un predicador judío que vivió a comienzos del siglo I en las regiones de Galilea y Judea, y fue crucificado en Jerusalén en torno al año 30, bajo el gobierno de Poncio Pilato.

Para la mayoría de las denominaciones cristianas, es el Hijo de Dios y, por extensión, la encarnación de Dios mismo. Su importancia estriba asimismo en la creencia de que, con su muerte y posterior resurrección, redimió al género humano. El judaísmo niega su divinidad, que es incompatible con su concepción de Dios. En el islam, donde se lo conoce como Isa, es considerado uno de los profetas más importantes.

Lo que se conoce de Jesús depende casi exclusivamente de la tradición cristiana (aunque se le menciona en fuentes no cristianas), especialmente de la utilizada para la composición de los Evangelios sinópticos, redactados, según opinión mayoritaria, unos treinta o cuarenta años, como mínimo, después de la muerte de Jesús. La mayoría de los estudiosos considera que mediante el estudio de los Evangelios es posible reconstruir tradiciones que se remontan a contemporáneos de Jesús, aunque existen grandes discrepancias entre los investigadores en cuanto a los métodos de análisis de los textos y las conclusiones que de ellos pueden extraerse. Existe una minoría que niega la existencia histórica de Jesús de Nazaret.

Queda claro, que en los evangelios se habla de Jesús, faltaría más, se hicieron como medio propagandístico para él y la nueva fe que profesaban sus creadores. Por tanto, su subjetividad queda entredicha y no nos sirve, sólo con ellos, como medio probatorio válido a nivel científico-histórico.

Pero es que hay más, vamos a ver que reseñan de él los historiadores no practicantes de la emergente religión cristiana, incluso contrarios a ella, según que caso.




Referencias históricas no cristianas sobre Jesús de Nazaret

Las referencias históricas no cristianas sobre Jesús de Nazaret complementan a las judías, a los evangelios, y al resto de los libros del Nuevo Testamento y de los escritos cristianos apócrifos. La alusión directa más antigua no cristiana a Jesús de Nazaret se encuentra en la obra de Flavio Josefo Antigüedades judías(escrita hacia los años 93-94), más de medio siglo después de la muerte de Jesús (alrededor de 30). Todavía en el siglo II las menciones son pocas. Ninguna de ellas aporta información sustancial para conocer la vida o el mensaje de Jesús de Nazaret, pero sí sirven para documentar su existencia histórica. Mucha información se perdió durante la prohibición del cristianismo primitivo y el incendio de Jerusalén.
Jesús aparece mencionado en repetidas ocasiones en obras de escritores romanos como Tácito, Suetonio, Flavio Josefo y Plinio el Joven. The New Encyclopaedia Britannica (1995) afirma: «Estos relatos independientes demuestran que en la antigüedad ni siquiera los opositores del cristianismo dudaron de la historicidad de Jesús, que comenzó a ponerse en tela de juicio, sin base alguna, a finales del siglo XVIII, a lo largo del XIX y a principios del XX».



Flavio Josefo

Las Antigüedades judías son una crónica del historiador judeorromano Flavio Josefo que narra la historia del pueblo judío de una manera razonablemente completa. Los intereses de Flavio Josefo —entre ellos, ganar la simpatía de Roma hacia los judíos— lo llevan, sin embargo, a minimizar las noticias que pudieran resultar conflictivas.
Josefo no menciona a los líderes del pequeño grupo de cristianos (Pedro y Pablo) ni a María, la madre de Jesús. Sin embargo, dos párrafos tratan directamente de Jesús:
  • En el capítulo 18, párrafos 63 y 64 se encuentra un texto denominado tradicionalmente testimonio flaviano (Antigüedades judías, 18:3:3):
Por aquel tiempo existió un hombre sabio, llamado Jesús, [si es lícito llamarlo hombre], porque realizó grandes milagros y fue maestro de aquellos hombres que aceptan con placer la verdad. Atrajo a muchos judíos y a muchos gentiles. [Era el Cristo.] Delatado por los principales de los judíos, Pilatos lo condenó a la crucifixión. Aquellos que antes lo habían amado no dejaron de hacerlo, [porque se les apareció al tercer día resucitado; los profetas habían anunciado éste y mil otros hechos maravillosos acerca de él.] Desde entonces hasta la actualidad existe la agrupación de los cristianos.
Antigüedades judías, 18:3:3.
La autenticidad del fragmento ha sido cuestionada filológicamente e historiográficamente. Aunque no faltan quienes defienden la autenticidad de este texto, la mayoría de los historiadores y filólogos no consideran que sea auténtico, al estar plagado de interpolaciones cristianas.



  • En el capítulo 20 se menciona indirectamente a Jesús al relatar la muerte de su hermano Jacobo Santiago (contracción del latín Sanct’ Iagus, esto es, san Jacobo):
Ananías era un saduceo sin alma. Convocó astutamente al Sanedrín en el momento propicio. El procurador Festo había fallecido. El sucesor, Albino, todavía no había tomado posesión. Hizo que el sanedrín juzgase a Santiago, el hermano de Jesús, [llamado Cristo] y a algunos otros. Los acusó de haber transgredido la ley y los entregó para que fueran apedreados.
Antigüedades judías, 20:9:1.
Esta cita ayuda a datar la muerte de Santiago, hermano de Jesús, en el año 62. El texto del capítulo 20 es filológica ehistoriográficamente más consistente que el testimonio flaviano. Coincide formalmente con el estilo de Josefo, y parece poco probable una interpolación cristiana por la falta de énfasis hagiográfico.
De este segundo texto se discute si es una interpolación el texto entre corchetes, aunque, siguiendo al profesor Antonio Piñero, la mayoría de los historiadores y filólogos se inclinan por su autenticidad porque Josefo cita en su libro a muchos personajes de nombre Jesús y no parece extraño que añadiese algo al nombre para distinguirlo.
En otro pasaje (Antigüedades judías 18:5:2) se hace referencia a la muerte de Juan el Bautista a manos de Herodes, pero sin mencionar su relación con Jesús.
Se supone que este párrafo ha sido interpolado, probablemente por un lector cristiano que añadió al manuscrito original una nota marginal, incorporada luego en el texto. La suposición se basa sobre todo en la observación de que el pasaje interrumpe el relato, que prosigue en el párrafo siguiente, y que la caracterización de Jesús está redactada en términos que sólo pudo haber empleado un cristiano (especialmente por la afirmación de que Jesús era el Mesías, algo que no pudo decir nunca Josefo, quien siempre se mantuvo en la fe judía). Pero en 1972 el profesor Schlomo Pines, de la Universidad Hebrea en Jerusalén, anunció su descubrimiento de un manuscrito árabe del historiador melquita Agapio, del siglo décimo, en el que el pasaje de Josefo queda expresado de una manera apropiada para un judío, y que se corresponde de una forma tan estrecha a las anteriores proyecciones hechas por eruditos acerca de lo que Josefo habría escrito originalmente. El texto de Agapio es el siguiente: "En este tiempo existió un hombre de nombre Jesús. Su conducta era buena y era considerado virtuoso. Muchos judíos y gente de otras naciones se convirtieron en discípulos suyos. Los convertidos en sus discípulos no lo abandonaron. Relataron que se les había aparecido tres días después de su crucifixión y que estaba vivo. Según esto fue quizá el mesías de quien los profetas habían contado maravillas."

Plinio el Joven



Plinio el Joven, entre los años 100 y 112 escribió una carta al emperador Trajano preguntándole acerca de cómo debía conducirse hacia los cristianos, y las medidas que como gobernador tomó contra ellos  especialmente parágr. 5, 6 y 7:
5 praeterea male dicerent Christo... 6 <Hi> quoque omnes et imaginem tuam deorumque simulacra venerati sunt et Christo male dixerunt... 7 quod essent soliti stato die ante lucem convenire, carmenque Christo quasi deo dicere...

5...Y que además maldijeran a Cristo... 6 Éstos todos veneraron tu imagen y las efigies de los dioses, y maldijeron a Cristo... 7 (dijeron) que acostumbran reunirse al amanecer y cantan un himno a Cristo, casi como a un dios)

Este testimonio deja claro que se transmite literalmente de las declaraciones, reafirmaciones o retractaciones de los propios imputados de cristianismo, y en él un magistrado romano se hace eco tres veces de Cristo como persona real y objeto de culto de una secta.

Tácito

Tácito aporta otra referencia histórica en el año 116 ó 117:
Ergo abolendo rumori Nero subdidit reos et quaesitissimis poenis adfecit, quos per flagitia invisos vulgus Chrestianos appellabat. Auctor nominis eius Christus Tibero imperitante per procuratorem Pontium Pilatum supplicio adfectus erat; repressaque in praesens exitiabilis superstitio rursum erumpebat, non modo per Iudaeam, oríginem eius mali, sed per urbem etiam, quo cuncta mundique atrocia aut pudenda confluunt celebranturque.

Por lo tanto, aboliendo los rumores, Nerón subyugó a los reos y los sometió a penas e investigaciones; por sus ofensas, el pueblo, que los odiaba, los llamaba “cristianos”, nombre que toman de un tal Cristo, que en época de Tiberio fue ajusticiado por Poncio Pilato; reprimida por el momento, la fatal superstición irrumpió de nuevo, no sólo en Judea, de donde proviene el mal, sino también en la metrópoli [Roma], donde todas las atrocidades y vergüenzas del mundo confluyen y se celebran.

Anales, 15:44:2-3


Aunque la autenticidad del texto de Tácito no ha sido cuestionada, numerosos autores han indicado que se desconocen sus fuentes. Se ha barajado la posibilidad de que se basara en Plinio el Joven (ver supra) o en las confesiones de los propios cristianos frente a la persecución policial. El fragmento aparece en el contexto de una larga diatriba contra los males del gobierno de Nerón, y se ha indicado que el interés de Tácito no estaba en el fenómeno cristiano en sí mismo, sino en la crítica al emperador. “A los discípulos se les llamó cristianos por primera vez en Antioquía” (Hch 11:26.) Es posible que este nombre ya se usara en el año 44 E.C., cuando ocurrieron los acontecimientos narrados en este relato del libro de los Hechos, aunque la estructura gramatical del texto no lleva necesariamente a esa conclusión. Algunos creen que esta denominación se originó poco tiempo después. En todo caso, es probable que el término ya fuera utilizado cuando se escribió el libro de Hechos de los Apóstoles, ya que su autor lo pone en labios del rey Agripa II: “Por poco me convences de hacerme cristiano”. (Hch 26:28)

Suetonio

Gayo Suetonio Tranquilo (75-160), escribió alrededor del 120 que el emperador Claudio expulsó de Roma a judíos instigados por un tal 'Chrestus':
Iudaeos, impulsore Chresto, assidue tumultuantis Roma expulit.

A los judíos, instigados por Chrestus, los expulsó de Roma por sus continuas revueltas

Vit. Caes., Claud., 25.
Algunos estudiosos dieron por sentado que el nombre 'Chrestus' equivale a 'Cristo' y que la diferencia reside simplemente en un problema ortográfico; sin embargo, se trata apenas de una presunción. Chrestus es un nombre común en la Roma imperial, atestiguado en lápidas e inscripciones; en latín significa «buen hombre», «íntegro», «útil», pero también se podía usar en el sentido peyorativo de «simple», «ingenuo», «tonto», y los mismos que defienden esta hipótesis arriesgan que era un apelativo aplicado a los esclavos (entre los que la doctrina cristiana supuestamente tenía más éxito).
Pero Suetonio dice que el emperador expulsó a judíos, no a cristianos, y Chrestus en el texto aparece como un revoltoso en Roma de alrededor de los años 50 y no un predicador de los 30s en Israel. Más allá del nombre, no parece haber relación entre 'Chrestus' y 'Cristo'.
Años más tarde Suetonio escribió, en una lista de las actividades realizadas por Nerón:
Multa sub eo et animadversa severe, et coercita, nec minus instituta [...]

afflicti suppliciis Christiani, genus hominum superstitionis novae ac maleficae.

Bajo éste [su reinado] se reprimieron y castigaron muchos abusos, dictándose reglamentos muy severos [...]

Nerón infligió suplicios a los cristianos, un género de hombres de una superstición nueva y maligna.

De Vita Caesarum. Nero, XVI.2.

La carta de Mara Bar-Serapion

En un manuscrito siriaco del siglo VII, que se encuentra actualmente en el Museo Británico de Londres, se recoge una carta de un tal Mara Bar-Serapion. La escribe desde la cárcel a su hijo, exhortándole a buscar la sabiduría. No hay acuerdo sobre la antigüedad de la carta, pero la mayoría de los estudiosos la fechan en la primera mitad del siglo II o incluso en el último cuarto del siglo I. Otros estudiosos afirman que fue escrita en el siglo III. En la carta hay una referencia a un «rey sabio», que ha sido interpretada por varios autores como una alusión a Jesús de Nazaret:
¿Qué ventaja obtuvieron los atenienses cuando mataron a Sócrates? Carestía y destrucción les cayeron encima como un juicio por su crimen. ¿Qué ventaja obtuvieron los hombres de Samo cuando quemaron vivo a Pitágoras? En un instante su tierra fue cubierta por la arena. ¿Qué ventaja obtuvieron los judíos cuando condenaron a muerte a su rey sabio? Después de aquel hecho su reino fue abolido. Justamente Dios vengó aquellos tres hombres sabios: los atenienses murieron de hambre; los habitantes de Samo fueron arrollados por el mar; los judíos, destruidos y expulsados de su país, viven en la dispersión total. Pero Sócrates no murió definitivamente: continuó viviendo en la enseñanza de Platón. Pitágoras no murió: continuó viviendo en la estatua de Hera. Ni tampoco el rey sabio murió verdaderamente: continuó viviendo en la enseñanza que había dado.
citado desde Penna, Romano: Ambiente histórico-cultural de los orígenes del cristianismo: textos y comentarios, pág. 319, Bilbao, 1994.
Algunos autores han interpretado que la abolición del reino de los judíos a que se hace referencia es la destrucción del Templo de Jerusalén en el año 70, y el «rey sabio» por cuya muerte los judíos fueron castigados, Jesús de Nazaret.
El texto parece poco fiable, porque contiene inexactitudes históricas sobre Sócrates y Pitágoras. Además, no hay ninguna prueba de que el «rey sabio» al que alude Mara Bar-Serapion sea Jesús de Nazaret. Podría referirse a algún otro de los líderes judíos que en época aproximadamente contemporánea a Jesús de Nazaret se arrogaron el título de Mesías, o incluso podría hacer referencia a algún rey de Judá, anterior en muchos siglos a Jesús de Nazaret.
No se han encontrado más referencias históricas relevantes de procedencia no cristiana acerca de Jesús del siglo I o principios del siglo II, al margen del Nuevo Testamento, pese a que numerosos historiadores y pensadores documentaron bastante exhaustivamente la época (entre ellos Filón de Alejandría, Séneca,Plutarco, Aulo Gelio, y Valerio Flaco).


Bibliografía adicional

  • José Miguel García (2007). Los orígenes históricos del Cristianismo. Ediciones Encuentro. ISBN 978-84-7490-837-4.
  • Giovanni Castelli e Maurizio Lana (con un saggio di Mario Pomilio), "La pietra scartata. Antologia di testi di Tacito a Agostino sulla figura di Gesù Cristo a cura di". Civiltà letteraria di Grecia e di Roma. Testi per la scuola italiana. Ed. PARAVIA
  • Joseph Klausner (2005). Jesús de Nazaret. Su vida, su época, sus enseñanzas. Ediciones Paidós Ibérica, Barcelona. ISBN 978-84-493-1834-4.
  • Wikipedia: Referencias históricas no cristianas sobre Jesús de Nazaret. Enlace: https://es.wikipedia.org/wiki/Referencias_hist%C3%B3ricas_no_cristianas_sobre_Jes%C3%BAs_de_Nazaret




MI OPINIÓN:



Para mí, no hay lugar a duda. Creo que un lector avispado, con tan solo leer las referencias más arriba ilustradas, debería hacerse una idea rápidamente de la verdad histórica que pasaré, sin más preámbulos a detallar:

  • Es mucho más complicado para los historiadores el poder justificar que no existió un personaje histórico llamado Jesús de Nazaret que reconocer que existió, siempre todo ello, con la base de poder argumentarlo sobre las múltiples pruebas documentales.
  • Fíjense como las citas de historiadores más importantes sobre Jesús, son hechas antes de S. IV DC, más adelante argumentaré su importancia en un apartado específico para ello. Quizás, la más importante es el llamado testimonio faviano, aún poniendo en duda sus interpolaciones cristianas. Teniendo en cuenta que el primer escrito de este tipo que versa sobre Jesús se hizo en el año 90 DC, por el propio Flavio Josefo, debemos señalar que ellos no fueron testigos directos, ni tan siquiera contemporáneos de Jesús. Lo que ellos atestiguan es el movimiento judeo-cristiano existente ya en su época, hecho que no es badalí. Teniendo en cuenta, los pocos años que habían pasado desde su muerte y el gran movimiento que se empezaba a generar, gracias en gran parte, a la gran peregrinación evangelizadora que hizo Saúl de Tarso (conocido por los cristianos como San Pablo, será motivo de otro escrito) Luego, es evidente que es muy difícil general todo aquel movimiento, a tan pocos años de su muerte, si de verdad no hubiese existido el personaje.
  • Es apartir del S. IV DC, concretamente en el Concilio de Nicea en el año 325, donde el emperador romano Constantino quiso oficializar la religión cristiana como religión única y oficial del imperio. Fue en ese momento, cuando el personaje de Jesús sufrió la mayor desviación de su realidad en toda su historia. Es por ello, que en los puntos precedentes hacía tanto incapié en los datos anteriores al año 325. Es en este concilio, donde el mencionado emperador reunió a los Obispo de las distintas secciones del cristianismo (unas sesenta se calcula en aquel tiempo) y les conminó a que se pusieran de acuerdo en una única línea, ya que en aquel momento, había una línea por cada sección. Unos decía que Jesús era un profeta, otros que era Dios, otros que ni profeta ni Dios, sino un hombre bueno y muy adelantado para su época. Después de estar los sesenta obispos allí reunidos y alojados a cuerpo de rey, con unos manjares servidos a cuenta del imperio durante una semana, Constantino se acercó y preguntó al representante si habían llegado a un acuerdo, a lo cual éste respondió que a ninguno de los puntos tratados inicialmente, Entonces el emperador, ávido en disciplina castrense, le contestó que él los iba a ayudar. Ordenó a sus tropas que no volvieran a entrar nin agua nin comida en la sala de reuniones hasta que su representante saliese anunciando que había acuerdo en todos los puntos. De lo contrario, el que saliese de la sala sin existir acuerdo, sería pasado por la espada. A las 24h se acordó todos los puntos, de ahí salieron las mayores falacias sobre Jesús y el cristianismo. Se le concedió estatus de Dios, se creó la Santa Trinidad para explicarlo; a su madre la declaran Virgen y con derecho a culto, lo declararon hijo único, se inventaron la adoración a santos (para mí, en ese punto y en el de la Santísima Trinidad, el cristianismo deja de ser una religión monoteísta). Se añadieron ritos de los antiguos egipcios y de los seguidores del Dios Mitra (religión mayoritaria en aquella época en la zona de Persia). Este tema será el objeto de un escrito futuro. Como pueden ver, las mayores aberraciones e invenciones sobre el personaje se crearon en este momento (de ahí la primera gran escisión del cristianismo, la Iglesia Ortodoxa que no estaba de acuerdo en lo que se pactó en el Concilio de Nicea, se separó de la rama Cristiana Católica). Por eso, considero mucho más puro todos los escritos y referencias anteriores a esta fecha, donde no ocultan la humanidad y esplendosidad de Jesús, la existencia de sus hermanos, y un largo etc... que también será motivo de otro escrito.
  • Volviendo a los S. I y II de nuestra era. Si los primeros escritores hubiesen querido inventarse un ser extraordinario, como es el caso que nos ocupa en el personaje de Jesús, hubiesen inventado un estereotipo lleno de virtudes y sin ningún defecto. No es lógico, que puestos a inventar y querer patrocinar, vaya a llenar de defectos a mi producto. Luego, aquí se deduce fácilmente que los primeros escritos (evangelios y demás) ya no hubiesen registrado a los hermanos de Jesús, ni sus imperfecciones, como que a veces entra en cólera fácilmente, que tuvo un acto de violencia pura en el Templo, que los apóstoles iban armados con espadas (recordemos los Santos Evangelios que nos relatan la aprehensión de Jesús en el Monte de Los Olivos, como narran que San Pedro sacó la espada y le cortó una oreja a un guardia del Templo y que posteriormente Jesús les dijo que guardase las espadas y le pegó la oreja al guardia, entre otras) Puestos a inventar, no hubiesen inventado a un Dios que fue torturado y crucificado por los humanos (vaya clase de Dios que se deja matar por un simple humano, no creen) hubiesen inventado cualquier otra historia más propagandística y acorde con un héroe-Dios, tipo las leyendas místicas griegas.
  • Con todo ello y queriendo concluir ya para no hacer la entrada demasiado larga al lector, quiero decir que para mí no cabe la menor duda de que existió el personaje llamado Jesús de Nazaret, que dista enormemente del Cristo Celestial que nos ha querido vender la Iglesia Cristiana (también sera objeto de un próximo escrito) y que encaja con lo que hoy podemos llamar el Jesús Histórico. Si quieren ver como fue de principio a fin la historia del Jesús verdadero, del que coinciden el 90% de los historiadores modernos sobre la materia, les invito a leer mi libro "El Santo Osario", seguidamente les paso el enlace de su página web: www.xus.jimdo.com

Si quieres saber más sobre el tema, te recomiendo que leas mi obra "El Santo Osario" donde detallo mucho más todo lo que creo que pudo acontecer sobre el tema.










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