jueves, 16 de abril de 2015

¿Fue Jesús de Nazaret el Mesías?

¿Fue Jesús de Nazaret el Mesías?












BIBILOGRAFÍA:

Cristo



Cristo (del griego antiguo Χριστός, Christós, y este a su vez del hebreo מָשִׁיחַ, Māšîaḥ [mashiach], el Mesías, que significa ungido de Dios)1 23 es el título que en el cristianismo se le da a Jesús de Nazaret (Belén, 7 o 6 a. C. - Jerusalén, 29 o 30 d.C.).
Los seguidores de Jesús son conocidos como «cristianos» porque ellos creen y confiesan que Jesús es el Mesías profetizado en el Antiguo Testamento,4 por lo cual le llamaban «Jesús Cristo», que quiere decir, «Jesús, el Mesías» (en hebreo: Yeshua Ha'Mashiach), o bien, en su uso recíproco: «Cristo Jesús» («El Mesías Jesús»).
El título «Cristo» también se encuentra dentro del nombre personal «Jesucristo»,5 y se menciona como un sinónimo de Jesús de Nazaret en lafe cristiana, que lo considera «Salvador» y «redentor» de los hombres, el «Verbo» (o Palabra) de Dios encarnado,6 y «el Hijo unigénito de Dios».7 Los cristianos aguardan el regreso a la tierra de Cristo en el fin de los tiempos.
La Cristología, un área de la teología, se ocupa principalmente de estudiar la naturaleza divina de la persona de Jesucristo, según losevangelios canónicos y los demás escritos del Nuevo Testamento

Referencias en la Biblia                                                                       


También aparece en el Libro de los Salmos,9 donde se habla de los reyes y príncipes que conspiran contra Yahveh y contra Su ungido.
Jesús es llamado «el Cristo» en los cuatro evangelios del Nuevo Testamento donde se le describe ungido con el Espíritu Santo. Algunas referencias incluyen Mateo 1:16, Mateo 27:17, Mateo 27:22, Marcos 8:29, Lucas 2:11, Lucas 9:20 y Juan 1:41. En el evangelio de Mateo se trata el tema en el siguiente pasaje:
«Cuando llegó Jesús a la región de Cesarea de Filipo, preguntó a sus discípulos, diciendo: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre? Y ellos dijeron: Unos, Juan el Bautista; y otros, Elías; pero otros, Jeremías o uno de los profetas. Él les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. Y Jesús, respondiendo, le dijo: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque esto no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos.»

Cristo, el ungido                                                                                    


La palabra «ungir» ―del latín únguere― significa ‘elegir a alguien para un puesto o un cargo muy notable’ (como sumo sacerdote o rey).3
La concepción hebrea del ungido o entronizado proviene de la antigua creencia que establece que untar a una persona u olear un objeto con aceite otorga cualidades extraordinarias, incluso sobrenaturales, cuando estas provienen de una autoridad divina. En el Israel de la antigüedad, la costumbre de ungir a una persona otorgaba la potestad para ejercer algún cargo importante. El término Cristo no solo se utilizaba con los sacerdotes12 que eran mediadores entre Dios y la humanidad, sino también con los reyes teocráticos13 que eran representantes de Dios y adquirían de esa manera dignidad sacerdotal. Más tarde se aplicó a los profetas14 e incluso se vinculó con los patriarcas.15 Sin embargo, en la transformación del concepto mesiánico, el uso del término se restringió al redentor y restaurador de la nación judía.16 17
En el Nuevo Testamento, la palabra Cristo se utiliza como nombre común y como nombre propio. En ambas acepciones aparece con o sin artículo definido, en solitario o asociada a otros términos o nombres. Cuando se usa como nombre propio y, muchas veces, en los otros casos, designa a Jesús de Nazaret, el esperado Mesías de los judíos. De esta manera, para las confesiones cristianas, Jesucristo es el mesías, aquel que el Antiguo Testamento anunciaba que llegaría como plan de salvación de Dios para la humanidad. Otras religiones, sobre todo losmusulmanes,18 judíos ortodoxos, conservadores, y reformistas,19 lo consideran solamente como un gran profeta o predicador de su pueblo ―el pueblo judío― y el fundador de la religión cristiana, a quien sus seguidores consideran el hijo encarnado de Dios.

Libro de Daniel


El Libro de Daniel es un libro bíblico del Antiguo Testamento y del Tanaj hebreo, que en las biblias cristianas se ubica entre los libros de Ezequiel yOseas.
Es el sexto de los libros proféticos y se lo incluye —por los cristianos— entre los Profetas Mayores (de los cuales es el cuarto, luego de Isaías,Jeremías y Ezequiel).
Los judíos lo excluyen de los Profetas (Nevi'im) y lo colocan entre los Escritos (Ketuvim). Varias de sus partes son deuterocanónicas y solo las incluyen las biblias católicas.

Objetivos                                                                                                

Mostrar el futuro de Israel, infundir esperanza al pueblo judío en medio de la opresión, pero también señalar que hay un día de juicio (el mismo nombre Daniel "Dios es mi Juez" o "juicio de Dios" sugiere el objetivo del libro), en el cual Dios destruirá a todos aquellos que se le oponen y persiguen a su pueblo; "Estuve mirando hasta que fueron puestas sillas, y un Anciano de grande edad se sentó, cuyo vestido era blanco como la nieve, y el pelo de su cabeza como lana limpia; su silla llama de fuego y sus ruedas fuego ardiente. Un río de fuego procedía y salía delante de él, millares de millares le servían, y millones de millones asistían delante de él. El Juez se sentó y los libros se abrieron" Daniel 7:9-10. Todas las profecías del libro de Daniel terminan con el establecimiento del Reino de Dios. Ese Reino es encabezado por el Hijo del Hombre (Bar Enach), simbolismo del pueblo de israel redimido y santificado: "Miraba yo en la visión de noche, y he aquí en las nubes del cielo como un Hijo de Hombre que venía... Y le fue dado señorío, gloria, y reino; y todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieron; su señorío, señorío eterno, que no será transitorio, y su reino que no se corromperá" Daniel 7:13-14.

Sentido religioso                                                                                   

Se revela a Yavé como el Dios que conoce el futuro y decide compartirlo con los seres humanos, teniendo como final el establecimiento de su Reino y soberanía en la Historia. También representa una de las primeras manifestaciones de la esperanza en una resurrección y día de juicio individual: "Y muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua" (Daníel 12:2).

Libro de los Salmos

Los salmos (en hebreo תְּהִילִים, Tehilim, "Alabanzas") son un conjunto de cinco libros de poesía religiosa hebrea que forma parte del Tanajjudío y del Antiguo Testamento cristiano. Está incluido entre los llamados Libros Sapienciales. También se le conoce como Alabanzas o Salterio. Suele encontrarse entre los libros de Job y Proverbios.

Datos generales y títulos                                                                     

Origen de la literatura hebrea                                                                

Las poesías de estilo salmódico son muy abundantes en las tradiciones literarias sumeria, asiria y babilónica desde la más remota antigüedad. Estas culturas empleaban sobre todo salmos en forma de himnos o lamentaciones.
Muchos himnos religiosos egipcios (especialmente el "Himno a Atón"), inspiraron en forma directa diferentes salmos, cuyo ejemplo más evidente es el Salmo 104 (ver referencias).
La cultura cananea influyó sobre los salmos y probablemente también sobre el resto de la literatura hebrea. El rey David, que según la Biblia era poeta (no poseemos ninguna otra biografía suya) perfeccionó la organización litúrgica y aplicó un poderoso impulso a la poesía salmódica hasta alcanzar la gran variedad y calidad de los poemas reunidos en este libro.
Durante el período de la dominación persa los salmos están en pleno apogeo y se van diversificando en multitud de estilos y géneros diferentes: himnos, imágenes mesiánicas,lamentaciones individuales o grupales, escatología, súplicas a Dios confiando en recibir una respuesta, textos didácticos que recuerdan importantes episodios históricos, cánticos de acción de gracias de personas individuales o de la nación entera, etc.


Origen de los datos: http://es.wikipedia.org/wiki/Libro_de_los_Salmos y http://es.wikipedia.org/wiki/Cristo



MI OPINIÓN:



  • ¿Fue Jesús de Nazaret el Mesías judío? Indudablemente, no.
  • ¿Creyó en algún momento de su vida que era ese Mesías? Indiscutiblemente, sí. Sobre todo al final de su vida.
  • ¿Fue Jesús de Nazaret el Mesías cristiano? Con rotundidad, no. Puesto que ese concepto se acuñaría en el siglo cuarto de nuestra era.

Voy a pasar a detallaros un poco más sobre las respuestas que he dado a las preguntas anteriores.
Para entender el concepto de mesianidad, nos tenemos que remontar a la época en que vivió Jesús y a la religión que él practicaba, que no era otra que el judaísmo. En la mencionada religión y en los albores del S. I D.C, existía una concepción mesiánica muy particular. En concreto, la que describían los profetas como Daniel y Ezequiel. Se remonta al S. V A.C. Momento en el cual, el pueblo judío se encontraba esclavizado y fuera de su tierra natural, en la ciudad de Babilonia bajo la tiranía del rey Nabucodonosor. Bajo ese anhelo de esperanza por una libertad y el regreso a su tierra, nació la profecía mesiánica, en la que se describía como el hijo del hombre descendería de los cielos para instaurar el Reino de Dios (Yahvé) El  cual descendería de los cielos con fuego para que su pueblo elegido (Israel) dominara a los otros pueblos en la tierra durante mil años. Después de ello, la destrucción del mundo, con el Juicio Final y la vida eterna en el paraíso junto a Dios.
Cuando los judíos sufrieron su mayor derrota frente a las tropas del mencionado rey, con su posterior destrucción del Templo de Salomón y la esclavización de su pueblo; cuando creyeron que Dios les había abandonado, probablemente pensaran que lo hizo por algo malo que ellos habían cometido y en forma de castigo. Creyeron que la Primera Alianza que su pueblo había sellado con Dios, a través de Moisés en la liberación de su pueblo de las garras del imperio egipcio, había llegado a su fin. Era por ello, que Dios les castigaba con tanta desgracia y solo explicable por la finalización de la mencionada Alianza. Era pues, de todo necesario forjar una nueva alianza con el Todopoderoso. Esperaban la llegada del “Ungido” del Cristo (nombre en griego que significa lo mismo) para que creara una nueva Alianza con él, y con ella, liberase al pueblo judío de las garras de los opresores y les permitiese volver a su tierra. Ese enviado sería el Mesías, el hijo del hombre.
La idea de tal mesianidad transmitida por los profetas judíos no cesó con la liberación del pueblo judío por parte del babilónico y el regreso a su tierra, ya que poco tiempo después caerían bajo el dominio romano. Por tanto, aquella idea que se creó para la liberación de unos opresores podía servir, y sirvió, a la perfección para aplicarla a los segundos opresores. Esta vez, en su propia tierra, eran oprimidos por la esplendorosa máquina bélica que era el ejército romano.
Por tanto, el pueblo judío esperaba un Mesías como lo fue en su día Moisés, que forjara una nueva Alianza con Dios y ayudara a su pueblo predilecto en contra de los opresores. Idea peculiar era que invocasen a su Dios para liberarse de los opresores, ya que ellos creían que no había ejército en la tierra que pudiese derrotar al Imperio Romano.
Dicho Mesías debía nacer en Belén, unir la representación de las doce tribus primogénitas del pueblo de Israel (de ahí los doce apóstoles) y entran en la ciudad de Jerusalén en las vísperas de la Pascua Judía, montado en un asno y por la puerta Este de la misma, tal cual hizo Jesús de Nazaret. Ese hombre debía liderar al pueblo hacia su libertad, tal cual lo lideró, en su día, Moisés. Debía ser considerado el Rey de los Judíos, ya que venía en nombre de Dios (que mayor legitimación) y sería el hijo del hombre.
Es por ello, que a mi no me cabe la menor duda de que Jesús, en la parte final de su vida, se creyó que él era el Mesías Judío al que se referían los grandes profetas. También queda claro, que se equivocó de lleno. No fue él quien liberó al pueblo judío de la opresión de los romanos ni el que viese descender el Reino de Dios sobre la tierra. Falló en sus dos principales premisas: su mesianidad y la llegada del fin del mundo antes de que terminase la generación que le estaba escuchando.


Respecto a la mesianidad cristiana, esta fue creada unos años después de la muerte de Jesús. Su primer precursor fue Saúl de Tarso (San Pablo para los cristianos) quien en claro cumplimiento de una de las profecías de los grandes profetas, intentó que el máximo número de paganos se convirtieran al judaísmo (aunque este fuera descafeinado, es decir: judeocristiano) Según esta profecía, el Reino de Dios no se instalaría en la tierra hasta que un número determinado de paganos se hubiesen convertido al judaísmo. Saúl lo intentó por todos los medios, peregrinó miles de quilómetros  para vender su reinterpretación de los hechos y palabras de Jesús de Nazaret. Su táctica se basaba en reinterpretar el sentido de mesianidad judía y convertirla en una mesianidad universal, convirtiendo a Jesús en el chivo expiatorio que  con su muerte redimía el pecado original cometido por la humanidad (el incumplimiento de la orden divina de no comer el fruto prohibido en el Edén)
Saúl perfiló un Jesús redentor, el cual había muerto para expiar el pecado de la humanidad y salvarnos de una condena segura en el Juicio Final. Afianzó las bases para el primer paso en la transformación de Jesús del Mesías judío al Mesías cristiano. Pasos que seguirían dándose posteriormente y que culminaron en el año 325 D.C. en el Concilio de Nicea donde se oficializó a Jesús de Nazaret como el Mesías cristiano, como al Cristo Celestial.       

Si quieres saber más sobre el tema, te recomiendo que leas mi obra "El Santo Osario" donde detallo mucho más todo lo que creo que pudo acontecer sobre el tema.

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